Esteban Ávila. Desde Río de Janeiro. Grupo EL COMERCIO
La única prioridad de Liga, en sus primeras horas de estancia en Río de Janeiro fue el descanso. No solo fue el viaje desde Quito hasta Río de Janeiro lo que perturbó a los jugadores, sino algunas circunstancias anormales, que Esteban Paz calificó, consultado por EL COMERCIO, como “ridículas”.
A la llegada, en el aeropuerto de Galeao, la delegación del club ecuatoriano fue retenida por la exagerada rigurosidad de los agentes de aduana brasileños. Los chimbuzos de utilería, preparados por Rodrigo Boada, pasaron por severas inspecciones.
Y los jugadores no se quedaron atrás. Ese fue el caso de Franklin Salas, cuya maleta fue detenida y revisada casi al centímetro. En su contenido, los agentes aduaneros solo encontraron ropa y artículos de aseo personal.
Paz recuerda que el año pasado les sucedió algo similar. “Nos detuvieron tres horas en Manaos, cuando no teníamos que quedarnos más de una para cargar combustible. Parece que los que hicieron eso eran hinchas de Fluminense”. Esto fue antes de jugar la final de la Copa Libertadores.
Rodrigo Paz, quien en diciembre del año pasado no fue a Tokio al Mundial de Clubes porque decía que no se metía 16 horas en un avión “ni para estar con Angelina Jolie (actriz de cine)”, también pasó por este maltrato.
Pero, más recompuesto, estuvo en el vestíbulo, compartiendo con directivos como José Murillo. Recordaba, por ejemplo, cómo en el vuelo desde Quito hasta Río, le escondieron los zapatos a Patricio Torres o cómo Carlos Espínola tomó el micrófono del comandante e hizo cantar a todos.
La última vez que viajó con Liga el presidente vitalicio fue a la final de la Copa Libertadores en 2008. “Es que con el equipo hay que estar en las buenas y en las malas, que también hemos tenido, como cuando estuvimos en la B”. Luego, acompañado por sus nietos, se retiró a disfrutar de la agradable temporada de playa.
Mientras, los jugadores recién pudieron descansar cerca al amanecer de ayer y el desayuno fue servido en un salón aparte del hotel Sheraton. Ayer, cerca de las 09:00 (de Ecuador), Jorge Fossati, Néicer Reasco, Édison Méndez y Jairo Campos asistieron a una rueda de prensa en el Bar 21.
Fossati evitó dar detalles del equipo titular que se enfrenta esta noche (18:50, de Ecuador) al Fluminense, en el estadio Maracaná. Pero tampoco existen mayores novedades, salvo la lesión de Miller Bolaños, que el DT uruguayo lamentó. “Me duele que quede fuera, por lo humano y por sus ilusiones de jugar la final. Lo más probable es que iba a ser titular, pero el plantel de Liga tiene respuestas para cualquier posición. Así como se disimuló la ausencia de Vera, habrá quien haga lo propio con Bolaños”.
Reasco, quien no fue parte del plantel campeón de América, puede dar una vuelta olímpica a escala internacional. “Yo soy hincha de Liga, quiero al equipo y por eso vine a esta final. Pero ahora estoy motivado porque seré protagonista. Esa es la diferencia”.
Al final de la conferencia, el DT uruguayo Fossati se aisló de cualquier falsa modestia. “Sinceramente no creo que puedan superar la diferencia que sacamos en Quito (5-1) y, es más, dudo que puedan ganarnos”.
La base de su seguridad es la confianza en “los jugadores, los cuales han mostrado que pueden jugar al mismo nivel en cualquier cancha y ganar una Libertadores y una Recopa”, agrega Fossati.
El entrenador le mandó un mensaje al árbitro del cotejo de hoy, el paraguayo Carlos Amarilla. “Solo pido que Dios bendiga a la terna arbitral y no hagan algo anormal del encuentro”.
Fossati es firme ante su plantel. Y el mensaje es claro: “Respeto al rival, por su capacidad, pero más respeto me inspiran mis jugadores y, estando Liga en un 100%, Fluminense va a tener que esperar otra copa para ganar”.
Tras el reconocimiento de la cancha realizado en la noche brasileña, se confirmó que Franklin Salas acompaña hoy a Claudio Bieler en el ataque albo.