Redacción Guayaquil
Hace 11 años, Wilman Ordóñez Iturralde publicó un libro titulado Guido Garay… un testimonio necesario. En 231 páginas, el autor guayaquileño hizo un reconocimiento a quien llama uno de los principales difusores e impulsores del folclor costeño.
En las páginas se recogen testimonios escritos y gráficos de lo que Guido Garay y su Cuadro Folclórico Montubio significó para la presentación del montubio y de su cultura y tradición.
Con canciones, amorfinos y obras de teatro que se presentaron, a lo largo de 40 años, Garay y Rodrigo Chávez González (conocido artísticamente como Rodrigo de Triana) representaron la vida de las zonas rurales de la Costa ecuatoriana, principalmente de Guayas, Los Ríos y Manabí.
A un año de su muerte, personas relacionadas con el folclor hablan del legado del folclorista. El historiador Willington Paredes destaca tres hechos. Primero, que Garay continuó la labor de Rodrigo Chávez, en términos de recuperar para la memoria del país el valor de la cultura montubia.
Segundo, dice, hace conocer en un país donde vivimos una especie de folclorización de lo indígena, una mirada dual y hasta triple de la cultura nacional, indios negros y mestizos. Le dice al país, como Chávez lo hizo en los años 20, que en la Costa hay una cultura de la ruralidad, que tiene un baile y una poética, que son el amorfino y el baile montubio.
El tercer elemento es que Garay recordó a la cultura urbana guayaquileña que su entorno inmediato no se puede separar de la ruralidad montubia. Eso es fundamental. “El puerto ha estado mirando al mar sin darse cuenta de que todo lo que sale por allí viene desde las tierras montubias”.
Paredes cuenta que el 12 de octubre de 1926, Rodrigo de Triana puso en escena el rodeo montubio en Guayaquil. Años después, con en el canto y con el baile, Garay permitió una segunda reescenificación de lo montubio.
Ezio Garay cuenta que su padre tenía una voz de barítono y comenzó a hacer ópera y opereta en Guayaquil, en 1940. En 1965, se encuentra con Rodrigo Chávez, quien con motivo de los Quintos Juegos Bolivarianos le propone presentar un cuadro folclórico costeño, en representación del país.
Desde allí, Guido Garay fue un promotor cultural del montubio. Ezio señala que no fue un rescate con estudios sociológicos ni investigaciones, pero lo que hizo tiene su trascendencia, ya que promociona el folclor, el día a día del montubio. Hasta hace 40 años nadie se había preocupado de la cultura del montubio. En este tiempo, Garay presentó unas 20 obras de teatro, aparte de sus presentaciones artísticas. Eso sirvió para esa visibilización.