Han pasado 21 meses desde que se aplicó la primera vacuna contra el covid-19 en Reino Unido. Pfizer recibió la aprobación inicial, tras estudios que tomaron casi 10 meses en medio de la pandemia. Luego se sumaron otras fórmulas, de las 23 que estaban en investigación hasta finalizar 2021. Hasta ahora se han administrado 12,6 mil millones de dosis en el mundo, todas elaboradas bajo los parámetros del virus original.
Pero desde agosto pasado, dos farmacéuticas anunciaron actualizaciones, que darán protección contra la variante Ómicron y sus sublinajes. Estas nuevas vacunas son bivalentes. En su elaboración no solo se pensó en Ómicron; también cubrirán contra el virus detectado en 2019 en Wuhan (China). Pfizer y Moderna ya cuentan con la aprobación de la FDA (la Administración de Alimentos y Medicamentos, por sus siglas en inglés), para su uso en Estados Unidos. Las farmacéuticas han indicado que esta reformulación debe emplearse solo como refuerzo.
Los análisis de eficacia son alentadores. Han demostrado que activan una mejor respuesta de anticuerpos ante los sublinajes de Ómicron, que predominan en el mundo. Sin embargo, aún faltan datos más específicos sobre niveles de protección. Paúl Cárdenas, investigador del Centro de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito, indica que todavía no hay información suficiente para determinar si protegen más del riesgo de hospitalización.
“Lo que sí sabemos es que la persona que no se ha vacunado tiene siete veces más posibilidades de morir por covid-19. Mientras, una persona vacunada y con el segundo refuerzo tiene 14 veces menos posibilidades de morir, así sea mayor de 65 años”.
El refuerzo es la prioridad
El Ministerio de Salud Pública (MSP) no define si adquirirá las nuevas versiones de la vacuna. Melva Rodríguez, gerenta del Plan Nacional de Vacunación, dice que ahora el país tiene buen ‘stock’ de dosis de la fórmula original (en su mayoría de Sinovac). A través del mecanismo Covax se adquirirán 2,5 millones más. El objetivo es alcanzar la meta del 90% de cobertura con refuerzos hasta el 30 de septiembre. La prioridad responde a los plazos de la inmunidad.
El microbiólogo Cárdenas recuerda que una característica de las vacunas es que si pasan cinco o seis meses de la segunda dosis, es tiempo de aplicar el primer refuerzo. “No se debe esperar a que llegue la nueva vacuna. Lo mejor es tener picos altos de anticuerpos”. Fernando Espinoza, director del Centro de Investigaciones de la Universidad Espíritu Santo (UESS), coincide en que se debe avanzar con la campaña de refuerzos con las dosis disponibles, antes de pensar en importar la versión actualizada.
“Aún no hemos alcanzado ni el 50% de terceras dosis. Eso es realmente peligroso, porque significa que quienes recibieron dos dosis de la vacuna en este momento tienen una baja protección”. Un poco más de siete millones de ecuatorianos habían accedido al primer refuerzo del biológico hasta el pasado domingo; se trata del 42% de la población mayor de 12 años. Y apenas el 14,9% de la población mayor de 18 años tiene el segundo refuerzo.
En caso de que las nuevas vacunas lleguen al país, los especialistas concuerdan en que se deberían aplicar a la población de mayor riesgo, como personal sanitario y mayores de 65 años. La FDA ha sugerido que las dosis actualizadas se coloquen incluso dos meses después del último refuerzo administrado.
Nuevas vacunas en estudio
A más de Pfizer y Moderna, la china Sinovac avanza en la producción de una vacuna bivalente con tecnología de virus atenuado. La fórmula todavía no ha sido aprobada por ningún país. Cárdenas explica, además, que en Estados Unidos y Europa desarrollan vacunas intranasales, que estarían en el mercado dentro de uno o dos años. “Las dosis actuales y los refuerzos evitarán que vayamos a hospitalización y a la muerte, pero no protegen tanto de contagiarnos, como de transmitir el virus.
En cambio, las intranasales despiertan inmunidad en mucosas, por lo que serán más eficaces”. De esta tecnología solo hay estudios en fase dos (en grupos pequeños de entre 200 y 500 personas). Otras investigaciones apuntan al diseño de fórmulas contra pancoronavirus; es decir, estas darían protección contra una amplia gama de coronavirus.
Espinoza suma un estudio de una dosis trivalente de RNA mensajero, que combinará protección contra influenza, covid-19 y algún otro virus respiratorio. Se calcula que esta vacuna estaría lista el próximo año. El futuro es que, al igual de lo que sucede con la influenza, habrá programas de vacunación semestrales o anuales con estas vacunas -dice Espinoza; pero eso es el futuro. El presente -insiste- se debe enfocar en los refuerzos”.