Keynes fue el economista inglés que, en gran parte, aportó con la solución para la gran depresión de los años treinta. Hoy, con la crisis mundial, sus teorías han visto un renacer y casi todos los países del mundo están aplicando sus recetas para salir de la crisis. Nosotros no.
En su libro ‘Teoría general del empleo, el interés y el dinero’, publicado en 1936, Keynes dijo que cuando una economía entraba en recesión, las personas y las empresas dejaban de comprar y eso se volvía un círculo vicioso en el que nadie compraba, nadie producía y así sucesivamente.
Para romper ese círculo, Keynes propuso usar el gasto público. Propuso que el Estado compre mucho, para que así las empresas vuelvan a producir y que vuelvan a contratar a más empleados y que esos empleados gasten más y que la economía vuelva a la normalidad.
En los años treinta, todos los países industrializados aplicaron políticas como estas, pero ya cuando la crisis estaba bastante avanzada. En gran parte por eso es que la crisis de esos años duró tanto. En la recesión actual, los gobiernos han sido más rápidos en aumentar su gasto para frenar la contracción de sus economías.
Los norteamericanos, por ejemplo, arrancaron con un paquete de estímulos (léase de mayor gasto público) diseñado en el gobierno de Bush y luego Obama armó uno todavía más grande. Ambos planes sumados dan casi USD 1,5 billones. Y todo indica que les está funcionando porque su economía parece que ya no está cayendo.
Otros países como China, Alemania, Inglaterra, Chile, Perú y Colombia también aumentaron su gasto para ayudar a sus economías y también hay claros indicios de que están frenando las caídas y hasta empezando a crecer.
En el Ecuador estamos haciendo lo contrario. En el año 2008, cuando la economía estaba creciendo a tasas muy saludables, el gasto público subió sin control. En otras palabras se nos dio la medicina cuando no la necesitábamos. Y eso, en lugar de sacarnos de una crisis (que no la había) recalentó la economía. Finalmente, ese calor excesivo terminó escapando en forma de más importaciones y más inflación.
Y este año, cuando sí estamos en una crisis, el gasto público cae. Sí, estimado lector, ahora, cuando la economía se está contrayendo, cuando la teoría keynesiana dice que el gasto debería aumentar, justo ahora, el gasto del Gobierno cae. Los primeros 5 meses de este año el Gobierno gastó 31% menos que en los últimos 5 meses de 2008.
La razón para esta caída del gasto es muy sencilla: no hay plata. El Gobierno se gastó el año pasado lo que tenía y lo que no tenía, se farreó los ahorros y ahora no tiene con qué aumentar el gasto. Y no es que no entiendan el principio keynesiano, sino que su prioridad no era tener una economía sana, sino ganar elecciones.