El agua de calidad no es una realidad en zonas rurales de Quito. Se requiere sistemas y procesos técnicos para mejorar. En el Distrito Metropolitano hay 88 juntas administradoras de agua, que abastecen a 112 920 personas.
Vicente Pinango se encarga de que el suministro llegue a 79 familias de la comuna Molino Alto, en El Quinche, desde el 2004. Su jornada arranca a las 04:00, con una hora de caminata, desde su hogar hasta donde se distribuye el agua.
El sistema de captación de agua para la comuna se implementó en 1999, con el apoyo de una ONG. En la zona hay unas siete juntas más.
Cada tres días coloca 50 gramos de cloro en un tanque de 25 m3 de agua, que llega desde una quebrada.
A los esfuerzos del trabajador de 48 años y de la junta administradora de agua le falta un eslabón: la implementación de procesos técnicos para garantizar la calidad del agua. Este panorama se replica en otros sectores, como en Checa.
Luis Ríos es el presidente de la junta de agua de El Quinche. El hombre señala la falta de apoyo desde las entidades públicas, a pesar de las gestiones realizadas. En ocasiones, el agua llega turbia a las viviendas.
Procesos técnicos requieren mejoría
Hasta el lugar han llegado profesionales y estudiantes de la Tecnología Superior en Agua y Saneamiento Ambiental de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), quienes evaluaron los sistemas implementados.
Ellos identificaron la carencia de un proceso técnico que garantice la calidad y la cantidad del suministro. El sistema de cloración no está en funcionamiento y la captación es de difícil acceso.
Las operaciones para la potabilización del agua no funcionan adecuadamente y cada proceso retira algún contaminante específico. Esto puede generar problemas de salud, como afecciones estomacales.
Eduardo Vásquez, docente de EPN, explica la importancia de la dosificación apropiada del desinfectante. Las cantidades deben calcularse técnicamente, la aplicación constante y tener un tiempo fijo de contacto con el agua.
Hay ocasiones en las que se colocan grandes cantidades de cloro y los primeros días la gente ingiere altas dosis. En los siguientes, el agua ya no está desinfectada.
En Molino Alto, el espacio para filtrar impurezas provenientes de la captación de agua se utiliza como un filtro improvisado a través de piedras. En este crecen algas y puede constituirse en un caldo de cultivo de bacterias.
Vásquez remarca que el agua es un derecho y el Estado debe garantizar el acceso y las condiciones apropiadas para el consumo. Lo establece la Constitución del 2008.
Las comunas se organizan para procurar mejoras
En la comuna de El Quinche, cada usuario de la junta de agua paga USD 3 al mes para contar con el servicio.
En su afán de tener agua de calidad, los socios de la junta realizan mingas cada dos meses, en grupos de 25 personas y procuran el cuidado de los espacios aledaños a la fuente del líquido.
Vicente Pinango ha buscado la forma de capacitarse y desarrollar alternativas para mejorar las condiciones. Recuerda que le pidió una guía a un ingeniero de una empresa en la que trabajó.
Acompañamiento de los técnicos
Los expertos y estudiantes de la Politécnica Nacional plantearon la necesidad de diseñar una estructura que garantice la captación del caudal para la comunidad.
Los técnicos identificaron la necesidad de una operación y mantenimiento adecuados de los procesos de producción de agua potable.
Otra acción es rehabilitar el sistema de desinfección y, además, reemplazar e implementar válvulas en la red de distribución de agua, por las altas presiones.
No obstante, la ejecución de las medidas se debe impulsar desde los gobiernos Central y local.
Desde el Ministerio del Ambiente se detalla que los GAD’s deben realizar alianzas con los sistemas comunitarios.
El viernes, 10 de febrero del 2022, personeros de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps) se reunieron con representantes de juntas administradoras de agua de Quito.
Según declaraciones de Othón Zevallos, gerente de Epmaps, la entidad es la responsable de la calidad del suministro en Quito y la meta es apoyar en la gestión para mejorar la calidad del servicio.
Desde el 2000, la ciudad es pionera en conservación y protección de las fuentes hídricas. En ese año se constituyó el Fondo para la Protección del Agua de Quito (Fonag).
Mediante Ordenanza Municipal se definió que el 1% de la recaudación de la tarifa de agua potable y alcantarillado se destine a un fideicomiso mercantil. El rendimiento de este se invierte exclusivamente en priteger las fuentes de agua.
Cerca del 85% del agua que llega a Quito se origina en los páramos que rodean la ciudad.
Otros apoyos para las juntas de agua
El Fonag indica que, dentro de su Plan Estratégico 2021-2025, trabaja para fortalecer la gobernanza local del agua, en sitios donde la Epmaps no puede entregar el servicio.
Según la Epmaps, la entidad sirve a una población de 2,7 millones de habitantes. La cobertura de agua potable es del 98,56%.
El apoyo del Fonag a la juntas consiste en generar espacios para fortalecerlas organizativamente, mejorar la infraestructura y la administración. Incluyen capacitaciones.
Actualmente, la organización trabaja con 24 juntas de agua que, aproximadamente, benefician a 7063 familias.
El Ministerio del Ambiente indica que a escala nacional son 4 241 juntas administradoras de agua. En el 2022, la entidad desarrolló un estudio sobre la gestión de estas y hubo una muestra de 445.
Solo el 41% realizó un análisis microbiológico de calidad del líquido vital en el 2021 y hasta septiembre del 2022, solo el 23%.
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