Redacción Sociedad
Beatriz Llanos es directora y profesora del jardín Clotilde Guillén de Lozano, en Puembo. Como si fuera una infante, revisa con curiosidad los materiales pedagógicos que están en los estantes en la organización Fasim, en el Centro Comercial Ipiales.
La docente comenta que hace un año dudaba que este tipo de material mejoraría la calidad de aprendizaje que tenían los pequeños que están en su centro educativo de Quito. Pero ahora confía en estos útiles didácticos. “Son un estímulo para que los estudiantes aprendan más rápido”, comenta la mujer.
En el local de Fasim, su directora, Jacqueline Hurtado, indica que a diario recibe más de 15 visitas de educadores y padres de familia. Ellos buscan material que facilite el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes. El uso de cada material didáctico depende de la edad y del área en la que necesite refuerzo cada estudiante.
Algo similar sucede en Dilipa, un local ubicado en el norte de Quito. Los materiales didácticos se venden sobre todo a las guarderías y a las escuelas. Las vendedoras del lugar destacan que normalmente los profesores compran lo que permita que los estudiantes desarrollen motricidad como el caso de los cubos con diferentes tamaños, además de figuras para pasar hilo. Y para los más grandes los ábacos y los materiales que generen un aprendizaje más rápido.
Para los más niños de 0 a 3 años, están las muñecas de amarre hechas de trapo y con materiales grandes y vistosos. Este material les permite aprender a abotonar, subir cierres, amarrar cordones y a vestirse.
En los lugares en los que se vende este tipo de material hay figuras de animales que tienen colores y números, que son de fómix y pueden ser armadas con facilidad. Se encuentran imágenes dibujadas en cartón con huecos para ensartar cordones, lo que ayuda en lateralidad (ir de izquierda a derecha), y junto a ellas vienen imágenes que deben asociarse entre ellas.
De los 3 a los 6 años se puede reforzar la motricidad fina y gruesa con torres de diferentes formas, colores y tamaños. Eso les desarrolla el pensamiento y les da noción del espacio.
La psicóloga del Liceo Mediterráneo, Diana Castellanos, indica que los materiales didácticos son positivos porque permiten que el niño aprenda más rápido.
“Todos los chicos necesitan material didáctico. Se debe reconocer cuando el conocimiento que se transmite verbalmente es insuficiente. Si un niño está mal en matemáticas y no logra entender después de una segunda explicación, significa que necesita un refuerzo con material más palpable para que pueda asimilarlo”, sostiene la experta.
A partir de ahí existe una gran diversidad de material de acuerdo con el área que se quiera reforzar. Por ejemplo, para lenguaje se puede utilizar una caja en la que está un dibujo y junto a él hay unos cuadrados punteados de colores, al otro lado se ubica el abecedario y el niño debe formar la palabra. En caso de que se le dificulte puede hacerlo a través de la asociación de colores.
Si el problema son las matemáticas, hay objetos muy útiles como los ábacos, cuya base está elaborada de madera y sus piezas son de fómix, madera o plástico, cada uno con estilos diferentes. También hay cubos magnéticos, las tarjetas didácticas con operaciones aritméticas y dominós con fracciones.
Asimismo, la educadora y psicóloga Rosario Terán asegura que el material didáctico es fundamental para el proceso educativo de los niños siempre y cuando sean utilizados correctamente y orientados para evitar problemas de aprendizaje.
La profesora del jardín de Puembo optó por llevarse esta vez el juego de nociones, para que los niños aprendan a asociar las cosas, además de material que permita a los pequeños el desarrollo del pensamiento.