Lorena Pozo de 55 años vende estampas y otros artículos religiosos, desde hace 20 años afuera de Santo Domingo. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Cada iglesia y tienda de artículos religiosos del Centro Histórico guarda múltiples historias sobre las estampas de santos y vírgenes, los cuales tienen períodos de popularidad aunque otros se empolvan en los estantes, arrinconados.
Entre las imágenes más compradas este mes están las de San Benito de Nursia, conocido también entre los devotos como el Santo Exorcista. Su imagen se ha convertido en una de las más solicitadas, en especial cuando se emprende un negocio. En una ocasión uno de los vendedores de la Iglesia de El Sagrario recordó que le compraron de golpe 300 estampas del Santo para la apertura de un hotel.
San Benito proviene de Italia y fue conocido por su don para someter a los espíritus malignos usando la Cruz. Su imagen suele estar también en medallas y crucifijos.
En el grupo de los más pedidos también está el Patrón de las causas imposibles o situaciones desesperadas, es decir San Judas Tadeo. Su estampita tiene una alta acogida en las afueras de la Iglesia de Santo Domingo. Todos los jueves a las 09:00 tras la misa suelen ser adquiridas por USD 0,50.
Lorena Pozo, de 55 años, lleva más de 20 años vendiéndolas, así como otros artículos como rosarios, medallas, velas y más. Sentada en un taburete las acomoda y las agrupa con una liga.
Están plastificadas y las más grandes ocupan el largo de los dedos de la mano.
En el interior de esta imponente iglesia también se conserva la tradición de las estampas. Allí hay alrededor de 100 motivos de santos y vírgenes que están colocados en una estantería de madera y otros en una repisa de vidrio.
Estas imágenes no se venden sino que son regaladas a los feligreses que se acercan luego de participar en la misa.
Allí también la imagen de San Judas Tadeo tiene múltiples seguidores. Una de las razones es porque también se lo busca para obtener trabajo. En el reverso de las estampas suelen estar oraciones para rezar por un empleo.
Otro de los espacios conocidos a través de los años por los fieles católicos para adquirir una estampa es la librería Prensa Católica, frente a la iglesia de San Francisco. En este espacio hay 200 motivos de santos y vírgenes en estampas de diferentes tamaños y precios. Cuestan entre uno y cincuenta centavos.
Isaac Peña es el director de este establecimiento hace 30 años y en todo este tiempo las estampas han sido su “carta de presentación”. Portar una es cuestión de fe y tradición desde tiempos inmemorables. Cuando se ofrecen misas o cuando se les ha concedido un milagro suelen venir a pedir múltiples estampas, es parte de una tradición.
El sacerdote Julio Ribadeneira de la Iglesia de Santo Domingo las considera como un recordatorio de la fe, que lastimosamente en la actualidad ha sido relegado por los jóvenes. Es para adultos que llevan imágenes en sus billeteras o las comparten en eventos especiales.
En esta iglesia, luego de San Judas Tadeo, dentro de las más solicitadas están el Señor de la Justicia o el Justo Juez.
En cuanto a los que han ido perdiendo acogida, según Pozo, son los santos San Roque, San Vicente y San Hilarión.
San Roque fue francés y se considera que él intercede ante las epidemias, algo que ya no ocurre en Quito. Su historia está ligada a un perro que tomaba un pan de la mesa de su amo y lo iba a dejar al bosque donde se encontraba el Santo. Por eso en su estampa luce acompañado por un can.
La imagen de San Vicente Ferrer es otra que ya se pide poco, a pesar de los 800 milagros que se le atribuyen.
María González, del local Los Ángeles, no considera que la venta de estampas haya decaído, aunque el público adulto es el consumidor. González contó que las imágenes se solicitan de acuerdo con la época del año. En ese sentido, ahora están de moda el Jesús del Gran Poder, Señor de La Justicia, Cristo Redentor y el Cristo Moribundo y la Virgen del Cisne y la de El Quinche.