Cuando el Ecuador vivía un momento trascendente, días antes de la segunda vuelta electoral en 1979, fallecía en un fatal accidente de tránsito don Jorge Mantilla Ortega, director de Diario EL COMERCIO.
Don Jorge, tanto como sus ancestros, los fundadores del Diario allá por 1906, y como sus herederos que en una tercera y cuarta generación están al frente de el Diario en el 2011, llevaba el oficio en la sangre. El periodismo fue su razón de vivir. Su ambiente familiar se sobrellevó con el olor a tinta, y sus convicciones por la vigencia del periodismo libre e independiente fueron luz que orientó su labor, filosofía de vida e imborrable legado.
Don Jorge Mantilla Ortega nació el 31 de mayo de 1907, cuando el matutino quiteño apenas tenía algo más de un año de existencia. Supo alternar sus labores periodísticas -que eran su auténtica vocación- con altas representaciones diplomáticas en el exterior. Colaboró en las legaciones diplomáticas de Washington y Lima, fue Embajador en Londres e Italia y fue delegado del Ecuador ante la XVI Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, en 1961 y en la reunión de 1952 en París. Además conformó la Junta Consultiva de relaciones exteriores del país.
En el ámbito político fue Diputado por la provincia de Pichincha y Senador ante el Congreso Nacional en representación de la Prensa ecuatoriana.
Como periodista se forjó en la crónica deportiva, fue luego jefe de Información y Redacción de EL COMERCIO, gerente de la empresa, cofundador del ves-pertino Últimas Noticias, cofundador de Radio Quito y director de Diario EL COMERCIO en varias ocasiones.
Fue uno de los fundadores e impulsores, en 1940, de la Unión Nacional de Periodistas, entidad que lucha, hoy como ayer, por la vigencia plena de la libertad de expresión en el país.
Duros debates y firmes convicciones son el legado de Don Jorge Mantilla Ortega, que lo supo conculcar en colaboradores del Diario y en el equipo de periodistas, donde la mística por alcanzar la verdad ha sido toda una escuela de trabajo cotidiano y compromiso con el Ecuador.
Hoy como ayer, ese legado está vivo en la aplicación del ejercicio de la libertad en cada una de las páginas del Diario, en los contenidos electrónicos que la tecnología entrega, en las ondas de la radio que llegan a miles de personas. La dirección de hoy se moderniza pero los principios heredados son permanentes.