Berlín, DPA
El jamaiquino Usain Bolt volvió a romper hoy el récord del mundo de los 100 metros en el gran momento de la temporada al imponerse en la final del Mundial de atletismo de Berlín con un tiempo sobrehumano de 9,58 segundos.
La plata fue para el estadounidense Tyson Gay con 9,71, récord de su país, y el bronce se lo quedó de nuevo el jamaiquino Asafa Powell con 9,84.
Al igual que hace exactamente un año en los Juegos Olímpicos de Pekín, Bolt se colgó la medalla de oro en el momento culminante del año batiendo la plusmarca mundial.
En la capital china, Bolt, con un crono de 9,69, se convirtió en el primer hombre en bajar de los 9,7 segundos.
Hoy derribó una nueva barrera en los límites humanos y dejó el crono más rápido de la historia por debajo de los 9,6, y lo hizo con el salto más grande de la historia entre el nuevo y el viejo récord, de 11 centésimas de segundo.
Con Gay pisándole los talones, el jamaiquino corrió esta vez al máximo hasta la línea de meta, sin mirar a la grada ni golpearse el pecho como hizo en Pekín. Con el acelerador a fondo, el sprinter caribeño se quedó muy cerca de la marca que había pronosticado su entrenador Glen Mills.
El técnico había asegurado que su pupilo era capaz de correr en 9,54. “Y si mi entrenador lo dice, entonces es que tiene razón”, había respondido Bolt. Durante los meses previos, el duelo a la distancia entre Bolt y Gay fue alimentando la imaginación de los aficionados.
El norteamericano, campeón de 100, 200 y 4×100 metros en Osaka 2007, no pudo enfrentarse a Bolt en Pekín al caer eliminado en las series víctima de una lesión mal curada. Pero en 2009 el duelo era inevitable.
Los dos grandes ases de la velocidad se evitaron durante toda la temporada a la espera de medirse en el gran momento del año, el 16 de agosto en Berlín, pero sus marcas fueron alertando de sus intenciones.
Gay llegó a Berlín como líder del ranking mundial del año con los 9,77 segundos que logró en Roma, aunque Bolt le seguía muy de cerca con los 9,79 que fijó en París, nada menos que con lluvia y frío.
Nada de eso se encontró hoy en Berlín, donde las condiciones eran perfectas para el sprint. Las noches frescas de días pasados dejaron paso el fin de semana a temperaturas propias de latitudes más templadas.
El Estadio Olímpico rugía y el público intuía una noche para el recuerdo. Bolt no le decepcionó. Relajado, haciendo gestos a la cámara que le seguía, disparando tiros con sus dedos o escondiendo su sonrisa con la mano, el jamaiquino sabía lo que tenían dentro sus piernas.
“Estoy preparado”, había advertido los días previos. Y lo demostró. Hizo una carrera histórica y regaló un nuevo baile. Todo tal y como había prometido.