Redacción Siete Días
Islandia vive durante meses sumergida en la eterna noche polar, pero la existencia de ese país es todo menos oscura.
Una nación feliz y pacífica
En 2008, Islandia fue elegida por la ONU el mejor lugar del mundo para vivir. En mayo, The Economist la llamó país más pacífico del mundo: en 2008 solo hubo dos homicidios y no hay ejército.
Lideró el último European Happy Planet Index, que evaluó la felicidad sobre la base de expectativa de vida (81,5 años), eficiencia en cuidado del medioambiente y satisfacción por calidad de vida.Sus índices de bienestar social brillan entre los más altos del planeta. Además, el llamado ‘país del hielo y el fuego’ le da clases al mundo sobre el uso de energía limpia y renovable.
El 11% de la superficie de Islandia está cubierta por glaciares, a los que se contraponen los más de 200 volcanes con los que cuenta la isla, 30 activos. Todo ese fuego interno es aprovechado para llevar el calor a los hogares.
Reykjavik Energy es la compañía que provee a la mayor parte del país agua caliente y energía eléctrica. La empresa excava la tierra para extraer agua que, a 1 km bajo la superficie, alcanza temperaturas de 200 grados centígrados. En su página web se detallan sus proyectos y la operación de sus plantas termales.
En 1940, según un reportaje de diario El País de Madrid, el 85% de la energía de Islandia procedía del carbón y el petróleo. En cambio, ahora en Islandia el 85% de la energía del país procede del agua volcánica subterránea, “que después de pasar por enormes turbinas en plantas de alta tecnología y limpieza impecable, abastece la mitad de las necesidades de electricidad del país a un precio que es dos tercios la media europea”.
Pero ese 15% restante de energía no viene de combustibles fósiles: también viene de fuentes limpias, ríos y glaciares.
En los pocos lugares donde se usan los combustibles fósiles hay un plan para reemplazarlos. El petróleo aún es indispensable en las flotas pesqueras y el parque automotriz.
La meta de Islandia es convertirse, dentro de menos de tres décadas, en el primer país del mundo que abandone para siempre el uso de combustibles fósiles. El reemplazo: el hidrógeno.
“En caso de lograrlo, y así lo esperamos, el país sería totalmente independiente de combustibles fósiles importados. Con esta perspectiva, las emisiones de gases de efecto invernadero serán solo el 45% del nivel actual”, dijo al diario chileno La Tercera Bragi Arnason, del Instituto de Ciencia de la Universidad de Islandia.
Hasta ahora, pocos autos a hidrógeno circulan por las calles de este país. Pero el transporte público sí usa la tecnología.
¿Por qué tanta obsesión por terminar con el petróleo, si es un país productor? Para ahorrar. Se calcula que el país ahorró USD
8 200 millones en las últimas tres décadas, dinero que se invierte en la salud y la educación pública. Por eso, la isla tiene el primer lugar en términos de desarrollo humano, según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El país se puede jactar de tener la calefacción geotérmica más grande del planeta. Y exporta su conocimiento al mundo: delegaciones de varios países llegan cada año a aprender sobre energías limpias, baratas y renovables. Ya en El Salvador y China, por citar unos pocos, hay proyectos pilotos inspirados en ese modelo.
La energía geotérmica se produce llevando la mezcla de agua y vapor mediante tuberías a la estación de separación, en la que el agua y el vapor toman caminos distintos. El exceso de vapor y el agua sobrante se eliminan por chimeneas. Separados, agua y vapor, son conducidos a una central energética a gran presión y 190 grados C de temperatura.
El vapor pone en movimiento unas turbinas que producen electricidad. En el condensador el vapor de agua se usa además para el precalentamiento del agua fría.
Por otro lado, y mediante el primer intercambiador de calor, el agua caliente se usa para el mismo fin. Luego, el agua así calentada y la que se precalentó se mezclan antes de que tenga lugar el calentamiento final, en el segundo intercambiador de calor.