Redacción Cultura y Agencias.
La celebración misma del centenario del nacimiento del dramaturgo Eugène Ionesco es digna del apelativo que recibió su tipo de teatro: ‘del absurdo’. No se sabe realmente si nació en 1909 ó 1912. Al parecer, el error es debido a la vanidad de parte del autor. En los años cincuenta, él mismo modificó la fecha de su nacimiento, para hacer creer al mundo que era tres años más joven.
HOJA DE VIDA
Eugène Ionesco
Nació el 26 de noviembre de 1909, en Stalina, Rumanía . Murió, el 28 de marzo de 1994, en París. Su tumba está en el cementerio de Montparnasse.
Fue nombrado miembro de la Academia Francesa, en 1970, para asumir el asiento de Jean Paulhan.Entre sus obras también se destacan ‘El rinoceronte’, ‘El rey ha muerto’, ‘Macbett’, ‘El juego’, ‘Amadeo o como salir del paso’, ‘Delirio a dúo’, ‘El nuevo inquilino’ y ‘El peatón del aire’. Además, publicó ensayos y diarios.
Más allá de eso, París, la ciudad que lo acogió durante su infancia y, nuevamente, después de que decidiera salir de su natal Rumanía, escogió este año para celebrar el aniversario.
Una muestra de sus archivos personales se desarrolló en la Biblioteca Nacional de Francia, al igual que coloquios y montajes.
Pero fue en el pequeño teatro de la Huchette, en el corazón del Barrio Latino de la capital francesa, donde se lo recordó con mayor emotividad. En ese escenario, dos de sus obras cumbre, ‘La lección’ y ‘La cantante calva’, se han puesto en escena ininterrumpidamente, desde 1957.
A pesar de las opiniones contrarias que tuvo la crítica en un primer momento, que incluso llamaba a sabotear sus funciones, desde ese pequeño escenario parisino las piezas teatrales de Ionesco se abrieron espacio en el mundo entero. Hace poco, su hija, Marie France, dijo que su padre “más que un autor francés, es un autor universal”.
En Ecuador, sus obras han tenido varias representaciones, adaptaciones y relecturas. En 2004, Malayerba hizo un estudio sobre la escritura teatral de Ionesco en ‘Jacques o la sumisión’ y ‘La lección’. Esta última y ‘La cantante calva’ fueron interpretadas recientemente por los alumnos de la Escuela de Teatro de al U. Central, bajo la dirección de Madeleine Loayza.
Para ella, el legado de Ionesco en el teatro contemporáneo se encuentra en la posibilidad de hacer lecturas diferentes de la vida, de cómo desde cualquier tema se pueden cuestionar las relaciones humanas y la existencia. “En la experiencia, lo interesante fue que los actores se vieron a sí mismos, replantearon y cuestionaron su sentido de ser”, dice.
El nombre de Ionesco, con los de Samuel Beckett (‘Esperando a Godot’) y Alfred Jarry (‘Ubu Rey’) , esta íntimamente ligado al teatro del absurdo. Sin embargo, el autor, actor y director rumano-francés renegaba de esta clasificación. “¿Absurdo yo? ¡Qué absurdo!”, solía decir. Prefería que su teatro se llamase ‘de la burla’ o ‘del escarnio’.
Como él mismo hacía referencia, su obra no tenía temas sino obsesiones. Las más presentes de ellas son su preocupación por la muerte y la incomunicación entre los seres humanos. Ambas, desde su escritura, se manifestaban desde una angustia metafísica y un humor corrosivo. Mientras que, en escena, estos aspectos se retrataban mediante la creación de ambientes sofocantes y el desarrollo de situaciones carentes de lógica.
El comediante Esteban ‘El Ave’ Jaramillo realizó una tesis sobre la obra de este dramaturgo, específicamente sobre ‘Las sillas’.
Él dice que la propuesta de Ionesco “llegó en un momento en que otorgó al teatro la posibilidad de destruir el encuentro entre el texto y la presentación escénica, de evidenciar la vacuidad de la palabra y, a través de ello, mostrar el nivel de la incomunicación humana”.
Un aspecto que -según Jaramillo- cuadra con su contexto, el de la posguerra, cuando un mundo que se reconstruía descubrió que el hombre ya no se comunicaba con el otro.