“No había pensado dejar mi país por trabajo, pero lo hice por inseguridad”, confiesa Elsa (nombre protegido) desde Estados Unidos. Esta azuaya dejó su Cuenca natal debido a las amenazas que recibía en el negocio que tenía. Esta mujer joven, con un título universitario, un negocio y una familia, cuenta que unos desconocidos llegaron a su local y le pidieron dinero a cambio de que no le pasara nada. Ella se negó y dijo que los iba a denunciar, ya que es un delito.
“Cuando amenazaron con hacerme daño o agredir a mis familiares decidimos venir a Estados Unidos”, asegura. Ahora se gana la vida buscando cualquier actividad remunerada hasta que le salgan los papeles para regularizarse. Unos familiares le brindan alojamiento. “Imagínese, universitaria y con un negocio que iba bien, tener que pasar por esto”, manifiesta. En el diálogo revela que las personas que la extorsionaron siguen enviando mensajes a su teléfono celular.
La amenazan y aseguran que saben que abandonó el país y señalan que la esperarán hasta que regrese. Los datos de la Fiscalía señalan que desde el 2021 se abrió la investigación en 6 693 casos por extorsión en todo el país. A pesar de las cifras de esa entidad, en la Policía Nacional sostienen que la mayoría de los casos de extorsión no es denunciado por las víctimas, debido al temor a que los delincuentes concreten sus amenazas de atentar contra sus negocios o matarlos a ellos o a sus familiares.
Este delito ha tomado más fuerza en Ecuador. En la parroquia Pascuales de Guayaquil, el dueño de un local de venta de pollos fue asesinado el 6 de agosto de 2022. Antes de su muerte, recibió amenazas y hasta dinamitaron su negocio. Los vecinos y los familiares señalan que fue víctima de extorsiones. Aunque, en el sistema judicial no existe una denuncia sobre ese delito. Tras su asesinato, varios locales del barrio Paquisha de esta parroquia cerraron sus puertas al público.
Huir de la violencia
Ana (nombre protegido) vive en Portugal desde 2021. Señala que no soportó más la ola de violencia que sufre Guayaquil, la ciudad donde nació. “Tenía un buen vivir, una casa grande en una urbanización privada en la vía a Daule”, recuerda. Pero el temor de que le pasara algo a su esposo europeo o a su hija la hizo abandonar Ecuador. Un informe del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC) detalla que en 2021 se registraron 1,37 millones de entradas de viajeros al país y 1,46 millones de salidas.
Es decir, que unas 92 000 personas se fueron de forma regular del país. “Cuando me fui, era insoportable vivir ahí. Ahora es peor”, asegura. Guayaquil, junto a los cantones vecinos Durán y Samborondón, registra un promedio de cuatro muertes violentas por día, según datos oficiales. Esta cifra hizo que una organización mexicana, que investiga los delitos a nivel mundial, incluyera a Guayaquil entre las 50 ciudades más violentas del mundo.
Los pupitres vacíos
Según la patrulla fronteriza estadounidense, entre enero y junio de 2022, 10 527 ecuatorianos han sido detenidos en la frontera entre los Estados Unidos y México. Desde septiembre de 2021, México exige visa a los ecuatorianos, ya que ese país era utilizado como corredor para llegar irregularmente a EE.UU. Elsa y Ana tienen sus hijos en edad escolar. La migración por la inseguridad hizo que abandonaran los estudios en Ecuador.
La hija de Ana inició sus estudios en Portugal. Aprende el idioma y se adapta a su nueva vida. Los hijos de Elsa están buscando entender el inglés para poder insertarse en el sistema educativo estadounidense.