Redacción Ibarra
Este año se abrirá al público el descubrimiento arqueológico más importante de la Sierra norte, el Inkawasi o Casa del Inca, ubicado en la parroquia Caranqui.
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El Fonsalci y el INPC hicieron las bases para la cubierta de la piscina del Inkawasi, que será hecha en policarbonato y con un muro de hormigón y costará USD 100 000.
Los cronistas de los siglos XVI y XVII hablan que al fin de la guerra entre incas y caranquis, Huayna Cápac festejó su victoria con un palacio que albergaba un templo y a su ejército.
El Municipio de Ibarra está adecuando las zonas verdes y los senderos por donde ingresarán los visitantes hacia la ‘piscina’ del inca. Su arquitectura, según José Echeverría, antropólogo del Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural del Cantón Ibarra (Fonsalci), es parte de los vestigios más septentrionales del asentamiento inca más importante del Tahuantinsuyo en suelo ecuatoriano en el siglo XVI.
Es un estanque de 10 por 20 metros. Su construcción es clásica de los incas: piedra tallada almohadillada. En torno a la piscina hay acueductos y muros que siguen enterrados en propiedades que estuvieron por décadas a merced de productores de ladrillos y huaqueros.
El Fonsalci compró apenas
5 000 m² de las 20 cuadras que antaño ocupaba el Inkawasi. Según el cronista Cieza de León, quien visitó la zona en 1547, entre los vestigios del aposento de Atahualpa sobresalía un estanque primorosamente labrado que no pedía favores a otros palacios del Tahuantinsuyo. Ese estanque podría ser la piscina que fue desenterrada en la parroquia Caranqui hace dos años.
Desde entonces por ese terreno han desfilado antropólogos e investigadores de Perú, Estados Unidos y Europa. Todos han valorado el hallazgo, pero el apoyo estatal es todavía escaso.
El año pasado, el Fonsalci gestionó un proyecto por un monto de USD 350 000 en los ministerios de Cultura, Coordinador de Patrimonio Cultural y Natural, Economía y Finanzas y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) para proteger y continuar con las excavaciones en el Inkawasi y en las tolas de Caranqui y El Tablón. Todavía se espera una respuesta favorable.
Entre tanto, hace una semana llegó a Ibarra Tamara L. Bray, doctora en Arqueología y profesora de la Wayne State University de Estados Unidos. Ella es la cara visible de un grupo de científicos extranjeros interesados en el Inkawasi.
Bray arribó con un grupo de estudiantes universitarios, quienes permanecen en la Casa del Inca todo el día. Su misión es delicada: excavar con diversos instrumentos en los sitios donde hay evidencia de otros muros.
Ellos permanecerán en Ibarra hasta fines de agosto. En ese lapso, Bray esperará a un equipo de la National Geographic. La prestigiosa revista está interesada en documentar este hallazgo, el cual –según los extranjeros- no ha sido valorado en su justa dimensión por los ecuatorianos.
Bray, con varios planos en las manos, dirige a los universitarios. Mientras pasea por la piscina y observa los detalles de ingeniería de los acueductos se siente como si estuviera sobre un tesoro. Pero hay otra razón para su alegría. “Conseguí el apoyo económico del Gobierno de los Estados Unidos para continuar las investigaciones en el Inkawasi. Ahora podremos trabajar los próximos tres años”, dice, pero se resiste a precisar la cifra.
A fines de 2008, investigadores estadounidenses utilizaron un equipo de resonancia magnética para detectar estructuras enterradas. Según Echeverría, el radar descubrió otras estructuras e, incluso, tres tumbas.
De lograr desenterrar el Inkawasi o una buena parte de este, el Fonsalci propone construir un museo de sitio, con el cual se formaría un circuito arqueológico y turístico en Caranqui.
Ese circuito se complementaría con el Museo Arqueológico Antropológico Atahualpa, donde se exhiben varios aspectos de la cultura de los caranquis y de los hallazgos en el Inkawasi.