El martes 1 de septiembre pasado, Aldo Briones comentaba su vía crucis para poder volar en Tame aun cuando él y su familia tenían pasajes confirmados. La solución de Tame fue enviarlos a Quito, en taxi.
Siempre lo he dicho, de Tame no hay nada que me extrañe.
Hace 11 años murió mi esposa en un accidente de esa aerolínea.
Las causas del accidente, al menos a mí y a mis hijos, jamás nos las hicieron saber de manera oficial. Nunca.
Y qué decir del seguro contratado por esa empresa para sus tripulantes (mi esposa era Auxiliar de Cabina), una ridiculez.
Así es que señor Briones, lamento sinceramente por lo que usted y su distinguida familia tuvieron que pasar.
Lo que hizo Tame conmigo y mis hijos, no tiene nombre.