Redacción Sociedad
No es un grupo de amigos desocupados. Tampoco nostálgicos tratando de recordar viejos tiempos. Integran la primera directiva de la Asociación de Ex Estudiantes de la Universidad Andina Simón Bolívar.
El 30 de octubre de 2008, Álvaro Román fue elegido presidente del grupo. Es abogado, también profesor de la Universidad de las Américas (UDLA) y conjuez en la Corte Provincial. Diego Moreno, coordinador de Gestión de Procesos en Traselectric, es el vicepresidente.
Los contactos
La Asociación de ex Alumnos de la Andina se comunica a través del correo listaasoexalumnosuasb@uasb.edu.ec Si desea contactarse con los graduados de la Facultad de Comunicación Social de la U. Central escriba a agcs.uce@gmail.com
Alumni es la Asociación de Ex alumnos de la Universidad San Francisco de Quito. Buscan mantener el contacto con el centro. La institución promueve la integración.A Román le molestó que un profesor anuncie que no será sino una reunión de buenos amigos. “No es un club social”. Su misión es, según Moreno, convertirse en “la conexión con el estudiante. Al salir de las aulas se acaba el contacto”.
René Ramírez, titular de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades), afirmó que debe haber una vinculación de los graduados con su universidad. “Pueden retroalimentarla con su visión de lo que pasa en el mercado laboral”.
En la propuesta de reforma de Ley de Educación Superior se plantea que los graduados, con al menos dos años desde la obtención del título y un promedio de muy buena, formen parte del cogobierno. Su participación y la de los estudiantes en los organismos colegiados sería de entre el 10 y el 50% del total del personal académico que vota. Aunque eso está por definirse.
La Asociación de la Andina planea incidir en el pénsum. Por ejemplo, Moreno indica que las maestrías de Gestión están algo desactualizadas. El Rector les dijo que pudieran organizar una reunión con los jefes de área, para sugerencias de ese tipo.
Por ahora, en concreto tienen un plan: una página web que servirá de bolsa de empleo, para ofertar a la sociedad los perfiles de graduados, con cuarto nivel, y ponerse a disposición del público para la realización de consultorías. Otra idea es estudiar la necesidad de cursos de formación continua y garantizar el uso de bibliotecas y áreas sociales a través de un carné de graduados.
En Quito también acaba de nacer la Asociación de Graduados en Comunicación Social de la Universidad Central.
Samiya Campos es presidenta del grupo, con 20 miembros fijos. Al inicio eran como 50. A través de un e-mail recibió la invitación para organizarse. Desde junio de este año ya tienen personería jurídica, son parte del Ministerio de Educación.
Con el Decano de la Facultad han hablado sobre la necesidad de hacer un diagnóstico situacional del graduado. “¿Qué están haciendo?, ¿son taxistas porque no les queda otra?”.
En la base de datos tienen más de 250 nombres. Por ahora están ocupados en otro tema: planteamientos para la nueva Ley de Comunicación. También desean proponer a la Facultad un plan de capacitación permanente y pedir su respaldo para obtener becas profesionales.
Édison Riera, rector de la Universidad Nacional de Chimborazo, cree positivo contar con sus experiencias en el campo laboral. “Pueden aportar con nuevas expectativas para la formación de recursos humanos desde lo que viven en diferentes trabajos. Decir cuáles son las fortalezas y debilidades de la universidad”.
Pero, le preocupa que estas agrupaciones se tornen políticas y no solo quieran involucrarse en lo académico. El Rector dice que “sería desastroso que un grupo pequeño de egresados tenga una participación equivalente a la de los 10 000 estudiantes”.
René Ramírez indicó que las universidades deben hacer el seguimiento del egresado. “En el primer mundo, el espacio que ocupan es de los más importantes, dan recursos e ideas desde el mercado laboral. Se debiera auspiciar la formación de estas asociaciones, los graduados donan recursos a su alma máter”.
En la Universidad Politécnica Salesiana, Iván Donoso dirige el departamento de Seguimiento de graduados. “Buscamos mantener la relación con nuestros ex alumnos, la finalidad es acompañarles en su desarrollo profesional y académico, en su formación continua. Una semana antes de la incorporación, los convocan a un taller, para actualizar sus datos y seguirles la pista.
En el encuentro hacen una reflexión crítica del proceso de formación y cómo ha incidido en su vida. Después de la graduación los invitan a reuniones. Quieren tener una base de datos para saber dónde están y qué hacen los ex estudiantes, para ayudarles a emplearse. Aunque la idea todavía está en ciernes.
Punto de vista
David Almeida / FEPE
‘Ellos no deben gobernarnos’
Una persona que se gradúa busca ubicarse en un puesto de trabajo. Formar parte de los consejos universitarios le quitaría tiempo y difícilmente estarían dispuestos a ser parte de ellos.
Talvez los ex dirigentes estudiantiles sí quisiéramos mantenernos ligados. Pero hay más problemas logísticos.
¿Quiénes estarán empadronados? No es fácil ubicar a los ex alumnos para que participen de los procesos electorales. Eso quedaría en manos de las autoridades de las universidades y escuelas politécnicas.
Un problema extra es que la participación de los graduados se haría a costa de los alumnos activos en el cogobierno, según la propuesta de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo.
Como Federación de Estudiantes Politécnicos (FEPE) hemos planteado la conformación de asociaciones de graduados y la obligación de la universidad de hacerles seguimiento.
Ese es un planteamiento diferente a buscar que ellos gobiernen la universidad. Algo que debiera analizarse más.