Según el Censo Económico realizado en el 2010 por el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), en ese año existían 46 162 personas laborando en la industria cultural. No hay cifras actuales, pero se estima que el número de trabajadores culturales en el país ha crecido en estos cuatro años, y asimismo sus necesidades de insertarse en la economía formal.
Gestores culturales, actrices, músicos, bailarines, pintores… La cantidad cada vez mayor de trabajadores de la cultura hace que requieran, como nunca antes, leyes y proyectos claros para determinar su papel en la matriz productiva. Para tener claras las políticas en estos ámbitos, la mayoría de artistas y gestores mira hacia el proyecto de Ley de Cultura, que reposa en la Asamblea Nacional sin debates ni aprobación desde hace cinco años.
El ejercicio pleno y reconocido de su talento no se hace por un camino fácil. Como dice Raúl Pacheco, editor del Centro Cultural Benjamín Carrión: hay buenos escritores que han devenido en burócratas debido a la falta de oportunidades. Según él, en el Ecuador no se privilegia el estudio artístico, con todo lo negativo que eso conlleva para la sociedad.
No se piensa en la inserción
El país cuenta con 57 centros de educación superior. Y de estos, más del 70% ofrece carreras de pregrado y posgrado relacionadas con el ámbito cultural.
A pesar de que la oferta en este ámbito es amplia, uno de los temas que las universidades parecen olvidar es la inserción de estos profesionales en el campo laboral ecuatoriano.
Daniel Alcoleas, presidente de la Asociación Nacional de Artes Escénicas del Ecuador, explica que el gran problema en el país es la falta de diálogo entre los frentes artísticos y la planificación estatal. En ese sentido, no se piensan las mallas curriculares en relación con lo que se encuentran realizando pintores, teatreros, músicos, y demás. Además se crean carreras cuyos enfoques no responden a las demandas locales, graduando a profesionales que, posteriormente, no encuentran plazas de trabajo.
“Un tema que no está resuelto es qué pasa con el artista que sale de la universidad, cuando el mercado de arte es muy reducido”, dice Marcelo Aguirre, pintor y director de Arte Actual Flacso. Es entonces cuando los egresados buscan espacio como profesores secundarios y universitarios. Pero esto también crea un problema: se convierten en docentes sin bases en pedagogía para la enseñanza del arte.
Por otra parte, Raúl Pacheco, editor del Centro Cultural Benjamín Carrión, afirma que hoy los artistas y gestores culturales optan por la especialización como un camino para asegurarse un trabajo. “Si bien unos son pintores y otros escritores, muchos apuntan a estudios específicos en áreas que aseguren empleo”. Estas especializaciones pueden ser: bibliotecología, historia del arte, economía de la cultura…
La creación de espacios como la Universidad de las Artes no asegura, para la cantante María Tejada, un mejor futuro. “Estamos formando profesionales que carecen de nivel medio (bachillerato) y cuyo nivel universitario termina siendo bajo en relación con otros países”, comenta.
Sin políticas, no hay demanda
Una serie de exposiciones y charlas en diversos países latinoamericanos y en Ecuador forman parte de las actividades del artista y curador cuencano Hernán Pacurucu. Él se siente afortunado porque tiene trabajo, pero lamenta que otros artistas, gestores culturales y curadores no puedan conseguir empleo.
Según él, la falta de políticas culturales en el país es el limitante. A esto se suman los presupuestos insuficientes en los gobiernos locales y el hecho de que no hay estrategias a favor del arte.
Pacurucu asegura que son pocos los artistas que pueden vivir de su trabajo, por lo que se dedican a diversos campos como el diseño, la docencia o actividades ajenas a su carrera.
Con este criterio coincide el decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca, Carlos Rojas, al señalar que un artista es el que menos opciones de trabajo tiene. El dramaturgo y director del grupo de teatro cuencano Quinto Río plantea que se deben eliminar ciertas trabas. Pone como ejemplo que en la capital azuaya se tiene que cumplir 23 pasos para presentar una obra de teatro.
También sugiere que se habiliten espacios para el arte. Rojas compara a Cuenca con Quito y considera que en la capital azuaya todavía son “precarias” las condiciones para que un artista trabaje. Él está convencido que para que existan cambios a favor de los profesionales del arte, en la Ley de Cultura se deben implementar políticas para establecer pagos justos.
El artista y curador cuencano Patricio Palomeque también considera que es responsabilidad del Estado generar fuentes de trabajo y no solo crear la Universidad de las Artes, porque si no existen políticas culturales -dice- no cambiará la situación de los artistas. Para él es importante que exista un fondo para el arte. Además, señala que el cierre de galerías y la crisis de los bancos hizo que el escaso mercado del arte que existía a finales del siglo XX, en la actualidad sea inexistente y, por ende, no exista una demanda laboral en este campo.
Desde gestores hasta docentes
El término de trabajador cultural puede tener muchas definiciones y múltiples áreas de trabajo dentro del mundo de la cultura.
Para Eduardo Puente, director de la biblioteca de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, en el país esta actividad es “multifacética y abarcativa”. Va desde garantizar que se produzca el hecho de la creación artística y cultural, hasta lograr que la creación llegue al público, que el proyecto cultural se elabore, se financie y se ejecute.
El campo de trabajo de estos profesionales se extiende. El de los gestores culturales, por ejemplo, tiene que ver también con la administración y el trabajo en los servicios culturales, desde administrar teatros, salas, galerías, museos, archivos, bibliotecas, hasta aquellos servicios culturales más ligados con el mercado cultural como librerías, cines, editoriales, distribuidoras de libros, estudios de grabación.
Puente dice que “desgraciadamente todavía prima la autogestión del propio creador para ubicar su obra en el circuito de circulación de los bienes culturales“.
Muchas veces la autogestión es la única salida para artistas y gestores. Crear sus propias empresas y plazas de trabajo es también una alternativa. Así han surgido en el país proyectos independientes, como La Casa Morada, NoMínimo y Palabra Lab, en Guayaquil.
Pero las opciones de trabajo también están en instituciones y organizaciones ya consolidadas, tanto a nivel público como privado. Museos estatales y municipales, el Ministerio de Cultura, teatros, agrupaciones culturales, galerías, centros de arte… Las universidades que ofrecen carreras relacionadas con el arte son también un espacio de trabajo para los trabajadores de la cultura. Tal es el caso de la Universidad Andina Simón Bolívar, la Universidad de Especialidades Espíritu Santo, o la Universidad de las Artes, con carreras que demandan este tipo de profesionales.
LAS CIFRAS
40 universidades forman estudiantes en arte y cultura 1 485 Artistas plásticos trabajan en el Ecuador 323,3 millones de dólares se importó el 2010 en bienes culturales.
1 485 artistas plásticos trabajan en el Ecuador
USD 323 ,3 se importó el 2010 en bienes culturales