Entrevista: Pablo Ramírez / Curador de ‘Estados de imaginación’
¿Cómo surgió ‘Estados de excepción’?
Este es un proyecto que nació hace dos años en Guatemala a través de una institución de arte contemporáneo que se llama Ciudad de la Imaginación. Somos un equipo que está enfocado en trabajar en arte viendo hacia la realidad del país. A partir de ese hecho sociopolítico es por donde nos interesa reflexionar.
Dice que a través del arte contemporáneo quiere reflexionar sobre la realidad sociopolítica de las naciones. ¿En algún momento el arte dejó de realizar esta reflexión?
Creo que el arte siempre ha estado vinculado con el discurso sobre el Estado. El arte es en sí mismo político. No porque hable de política o porque esté vinculado con una causa o movimiento. El arte, en cuanto se enuncia desde un lugar específico, desde la vida de un artista o un colectivo, es muy potente. L o cierto es que no creemos en un arte panfletario. Nos interesa un arte crítico ya que este no crea verdades sino que genera grandes preguntas… o grandes mentiras.
Estos ‘Estados de excepción’, ¿son solamente Estados políticos o también son estados de reflexión?
De hecho el enunciado curatorial que trabajamos para el proyecto inicia con un texto de Judith Butler en el que ella empieza preguntándose en qué estado estamos cuando pensamos el Estado. No hay una diferencia entre el Estado político, el territorial, y el estado emocional. E n este proyecto hay un poco de las dos cosas. Hay obras que reflexionan más a partir del territorio, de la comunidad, del ser un artista indígena. Hay otras que tienen un sentido existencial.
Cuando se habla del Estado es imposible no tomar partido. Pensar su posibilidad es un paso hacia la utopía. ¿Aquí hay eso? ¿Hay utopías? ¿O son artistas creando realidades?
Diría que hay realidades de artistas tomando posición. No siempre estas posiciones están asociadas a un movimiento. Creo que lo que sucede en países como Guatemala es que domina una atmósfera que transita entre lo conservador y lo liberal. Lo que conocimos como la izquierda latinoamericana ha desaparecido. Diría que hay artistas asociados con un movimiento que busca formas autónomas de creación.
¿Y por qué el término de ‘excepción’?
El título de la exposición nace de varias vertientes. Una es todo este planteamiento de Walter Benjamin, quien reflexiona sobre los Estados de excepción. El arte se constituye de ideas marginales que, a su vez, originan la excepcionalidad. Asimismo, esa excepcionalidad por lo regular es marginada por la lógica de organización del Estado. Entonces nos interesa el Estado de excepción a partir de esa doble lectura que, por un lado, busca conocer cuál es esa marginalidad que el Estado no quiere ver. Y que por otro, quiere ver cuáles son esas condiciones en las que viven los artistas.
¿En esta muestra convergen lugares ideales imaginados por los artistas?
Creo que no. Diría que a mayoría de los artistas en la muestra no parte de la utopía,sino que más bien parte de una especie de ‘distopía’. Es una autocrítica. Hay artistas, por ejemplo, de ascendencia indígena que no están reflexionando a partir de una matriz indigenista ni folclórica. No están enunciando desde el “yo soy” sino desde el conflicto.
¿Por qué una lectura de estos Estados desde el arte contemporáneo? ¿Por qué no desde el arte per se?
Aquí hay principalmente un problema semántico. En Ciudad de Imaginación no creemos en un arte contemporáneo a partir de este sistema internacional centralizado. La idea de contemporaneidad para nosotros implica también al espacio rural. Es una contemporaneidad construida por artistas indígenas que posiblemente nunca habían trabajo a partir de las artes visuales, sino que habían elaborado propuestas performático-rituales.
Pablo Ramírez es el director de Ciudad de la Imaginación, que sustenta el proyecto expositivo ‘Estados de excepción’, que se encuentra montado en Arte Actual de Flacso, y que reúne el trabajo de seis artistas.