El técnico del fútbol ecuatoriano pasó de entrenar a sus jugadores solo con el balón a contar con un grupo de personas especializadas en preparación física, nutricional, psicológica para sus dirigidos y máquinas que potencian el rendimiento del futbolista.
¿La actualidad? 421 jugadores inscritos en los 12 clubes de la Serie A del fútbol ecuatoriano y, sobre todo, 2 275 chicos de entre 10 y 22 años que se entrenan y actúan en estos planteles y que luchan por formarse como jugadores, ganar un sueldo o llegar a la cúspide como Luis Antonio Valencia, el ‘crack’ ecuatoriano que juega en el poderoso Manchester United de la Premier League de Inglaterra.
Antes de la llegada del entrenador europeo Dusan Draskovic al Ecuador, en 1988, los técnicos de los clubes del torneo ecuatoriano también cumplían funciones de preparadores físicos. “Y en las selecciones nacionales también se evidenciaba el regionalismo: los jugadores de la Costa jamás se juntaban con los de la Sierra en un simple almuerzo de una Selección nacional”, advierte Ernesto Guerra, exseleccionador de la Tricolor y el DT ecuatoriano que más títulos ha ganado en el país (cuatro, al igual que Héctor Morales).
Ahora, todos los planteles cuentan con divisiones formativas. En la mayoría de estos planteles, las divisiones juveniles tienen hasta dos especialistas por categoría: un entrenador y un preparador físico.
Los clubes deben disputar obligatoriamente los torneos Sub 12, 14, 16 y 18 y el campeonato de Reserva. Ante esto, en algunos equipos hay jugadores que practican desde los 10 años.
Delinger Ortiz, que tiene un peinado al estilo de Neymar, cumplió 11 años en mayo, en el Independiente.
En este equipo que disputará la Copa Sudamericana desde finales de este mes, el guayaquileño Ortiz pasó por exámenes de sangre, orina para detectar si tiene enfermedades o parásitos. Los médicos también examinaron sus huesos para determinar si puede sufrir lesiones en el futuro y la capacidad de su musculatura para fortalecerla a mediano plazo.
Estos datos están en la ficha personal del guayaquileño, uno de los más jóvenes del Independiente, plantel que tiene a un grupo de 115 juveniles que se entrena en su complejo deportivo en Sangolquí.
Este tipo de fichas detalladas también las llevan planteles como Liga de Quito y El Nacional, un equipo golpeado por una crisis económica. No todos los equipos han podido sostener su economía (ver nota de la siguiente página).
Eso sí, en los clubes que sí hay un presupuesto fijo para las inferiores, la formación del jugador también abarca una preparación específica para mejorar su físico. Los planteles también les dotan de alimentación, planes de estudios y residencia.
En estos equipos, al inicio a los entrenadores les importa que los chicos lleguen con condiciones técnicas antes que tácticas. Lo indica Paúl Echeverría, responsable de la preparación física de todas las categorías juveniles del cuadro albo.
En el país no existen estudios específicos sobre el biotipo del futbolista ecuatoriano. Pero los preparadores consultados coinciden en que los jugadores, sobre todo de Esmeraldas, se destacan por su musculatura, con lo cual se puede mejorar su velocidad y sus destrezas. “El biotipo del jugador sí influye mucho en el medio”, afirma Andrés Onofa, quien acondiciona físicamente a la Sub 18 del cuadro de Sangolquí.
El preparador físico uruguayo Juan Pablo González, quien llegó al país hace dos semanas con el DT Álex Aguinaga, se sorprendió con la velocidad y la resistencia de los jugadores de Liga de Loja. “Eso nos permitirá hacer trabajos de fuerza explosiva, controlando cargas físicas”.
Así, ahora a los entrenadores les importa que el jugador tenga mucha técnica para incluirlo en una división juvenil. “Hay muchos jugadores corpulentos y se puede mejorar su condición atlética. Pero la técnica no se puede mejorar mucho. Por eso, buscamos a chicos que manejen bien el balón desde los 10 años”, afirma Paúl Echeverría.
Con la técnica, los formadores de talentos procuran que los jugadores tengan mayor dominio del balón con ejercicios en el gimnasio. Para esto, hay tareas semanales o mensuales de acuerdo a los requerimientos de los técnicos para los partidos semanales.
Para esto, los equipos destinan presupuestos mensuales. En Liga de Loja, por ejemplo, se invierte cerca de 15 000 mensuales para las formativas. De esta cifra, USD 10 000 se va en el pago a los entrenadores de las diferentes categorías.
Y los juveniles, en los clubes que mantienen presupuestos equilibrados, también reciben sueldos o incentivos económicos. Esto ocurre en U. Católica, donde un talento puede llegar a recibir hasta USD 250.
Los clubes buscan a los futuros ‘cracks’ en las provincias, pero también procuran que la mayoría de juveniles de las categorías Sub 12, 14 y 16 pertenezca a su ciudad sede Un caso es el de la ‘U’ lojana en el que se entrenan 480 niños, adolescentes y jóvenes, según Kevin Sigcho, responsable de formativas del plantel. De ellos, todos son lojanos o de Azuay en las divisiones Sub 8, 10, 12, 14 y 16. En la Sub 18 y la Reserva hay jugadores de otras provincias, pero en menor número.
En el Manta ocurre algo parecido, la mayoría de juveniles es de Manabí. Lo mismo que en Macará, donde los jóvenes y adolescentes vienen de Ambato o provincias cercanas.
Esto ha hecho que la cantera de Imbabura pierda algo de presencia en relación a anteriores años. Este hecho se evidencia en la Selección ecuatoriana de fútbol que busca un cupo al Mundial de Brasil 2014. En la alineación titular que jugó ante Argentina por las eliminatorias, no hubo ningún imbabureño. Solo Renato Ibarra entró al cambio.
No era así cuando, la Tricolor se clasificó a su primer Mundial, en el habitual equipo titular había al menos cuatro imbabureños, tres esmeraldeños, un carchense, un guayaquileño y un manabita.
Los esmeraldeños mantienen su presencia en las juveniles, que también se fortalecen con talentos de sus propias provincias. Ellos son el soporte de la evolución del fútbol ecuatoriano desde la llegada de Dusan Draskovic al país.