Redacción Quito
La cotidianidad del quiteño gira en torno a un balón. En las tertulias de cada lunes, en las oficinas, en el taxi, en el parque, en la calle… se escuchan comentarios futboleros de lo ocurrido el fin de semana. Santiago Real, un empleado público, dice convencido, que el fútbol es la esencia de conversación durante la semana.
Real detalla que hasta el miércoles, junto con sus compañeros, analiza lo que ocurrió el domingo. El jueves, en cambio, empieza los análisis de lo que vendrá el fin de semana. “Soy hincha de El Nacional y asisto con frecuencia al estadio Atahualpa”.
Los torneos
Los barrios tienen su propia ‘Champions League’ . Es un torneo que cada año reúne a los mejores equipos de las ligas barriales. Se juega desde 1 971.
Los voleibolistas que juegan en el parque La Carolina cuentan con una organización. Solo pueden jugar socios y la apuesta mínima es de USD 30 por persona.
En el sur hay canchas de voley en los Dos Puentes, El Pintado, Solanda. Una de las canchas más tradicionales es en Chimbacalle y hay apuestas desde USD 30.
En 2010 el 50 % del fútbol profesional, seis de 12 equipos, serán de Pichincha. Este año ascendieron Universidad Católica e Independiente José Terán.
Galo Barreto, gerente de la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha (AFNA), divide en dos grupos a los seguidores del balompié en la capital. El primero, integrado por los quiteños que siempre visten una camiseta de Liga de Quito, El Nacional, Deportivo Quito, Aucas… Ellos siguen el fútbol desde las gradas de cualquier estadio.
En el otro grupo están los que se visten de corto, pisan continuamente una cancha y patean una pelota. Ambos grupos son numerosos. Así lo demuestran, por ejemplo, los datos de las agrupaciones del fútbol barrial.
El máximo organismo es la Federación Provincial de Ligas Barriales de Pichincha, que agrupa a cinco organizaciones. Allí están la Federación de Ligas Deportivas Barriales, con 85 ligas, donde participan 90 000 futbolistas.
La Asociación de Ligas Deportivas Barriales cuenta con 28 ligas y 50 000 deportistas afiliados. Guillermo Caza, presidente del ente, confirma que el quiteño respira y vive el fútbol con intensidad. En sus cálculos hay alrededor de 300 estadios en la urbe.
Pero la Unión de Ligas Independientes de Quito, la cual agrupa a 68 ligas, también integra la Federación. El fútbol barrial además se juega en las ligas de Rumiñahui y Mejía. En total, calculan que hay unos 200 000 deportistas futboleros en la urbe.
El otro indicativo que muestra el gusto por el fútbol es la asistencia al estadio Olímpico, a la Casa Blanca de Liga y al reducto de Chillogallo, casa del Aucas.
En el Atahualpa, hasta mitad de año, a los 22 partidos que jugaron por el campeonato Deportivo Quito y El Nacional ingresaron 91091 hinchas.
El fervor y cariño por el ‘Rey de los Deportes’ también se pudo evidenciar en las calles cuando Liga de Quito consiguió su tercer título internacional esta semana. O en las lágrimas por el descenso del Aucas. Sin olvidar la pasión de los hinchas de la ‘AKD’ apoyando a su equipo en Cuenca.
Pero así como el quiteño vive con la palabra fútbol en la punta de la lengua también se identifica mucho con sus manos en una red de ecuavoley.
No hay cifras oficiales, pero a diario en sectores populares como El Camal, Chimbacalle, La Carolina, El Ejido, La Alameda, entre otros, se practica este deporte con dos equipos de tres jugadores por lado. Las apuestas en este deporte van desde USD 60 hasta USD 1 500 y son parte de la cultura deportiva del quiteño.
‘Desde niño ya se tiene una pelota’
Punto de Vista Hugo Bermeo / Entrenador del club de ecuavoley
El fútbol y el ecuavoley son parte de las costumbres de nuestro país. Pero el quiteño lo vive de una manera especial. En cualquier parte existe una cancha donde se pone una cuerda y se practica este deporte.
Chimbacalle era considerada la cuna del ecuavoley, pero está en decadencia. Actualmente, se juega los sábados y domingos en el parque La Carolina, en la calle Japón. También en la Atahualpa y en Cumbayá.
El ecuavoley se lo vive de una manera especial. Nosotros ya apostamos bastante dinero; en lugar de un deporte se convirtió en una profesión. Hay gente que sale a buscarse la vida en las canchitas. En La Carolina tenemos apuestas desde USD 300, 500 y USD 1 000.
El juez gana el 10% de lo que se apuesta en cada partido. La apuesta la hace el equipo. Todos ponemos dinero. Son apasionantes los partidos que se juegan los fines de semana.
También se practica el deporte en las canchas de la Atahualpa. En cada jornada la conversación del fútbol es un tema sobre el tapete. Los diálogos son acalorados. Desde nuestra infancia tenemos contacto con una pelota.