El biólogo molecular ecuatoriano Diego Acosta ha creado junto a un equipo de científicos una prueba más económica que el test PCR, que se emplea para detectar el covid-19. Foto: Cortesía
Hace seis semanas, un equipo de cuatro investigadores principales de la Universidad de Santa Bárbara, en California, Estados Unidos, se juntaron para tratar de buscar una solución al problema de falta de accesibilidad a las pruebas de covid–19.
El biólogo molecular ecuatoriano Diego Acosta, su amigo norteamericano Max Wilson, con la misma especialidad, junto a la viróloga colombiana Carolina Arias, esposa del ecuatoriano, y el neurobiólogo estadounidense Kenneth Kosik pensaron que habría dificultades para acceder a reactivos porque en el mundo entero utilizan las pruebas de PCR, que son las más confiables para detectar el genoma del virus en las muestras de pacientes.
La prueba, que está en fase experimental, que desarrollaron tiene un protocolo de fácil accesibilidad para la detección de covid-19, explicó el científico ecuatoriano. Para eso tomaron ventaja de métodos moleculares robustos. Uno de ellos es la del PCR en tiempo real y el otro es la detección con una enzima llamada Cas 13. “Juntos, el PCR y la detección con esa enzima logran un protocolo de súper fácil uso que se puede aprovechar en muchas partes del mundo, con instrumentos muy básicos, lo cual disminuye los costos significativamente”, señaló Acosta.
Hay más ventajas: que no se utilizan los reactivos buscados a nivel mundial para diagnóstico de covid-19, por lo que no hay un problema de accesibilidad a ellos. “Además la prueba no requiere un personal altamente especializado, lo cual simplifica las cosas”.
En entrevista con EL COMERCIO, desde Santa Bárbara, EE.UU., el médico dio todos los detalles sobre la propuesta, que está en etapa experimental, la noche de ayer, 1 de mayo del 2020
¿Cómo surge el proyecto?
Investigamos y había ya una forma de detección de genomas con una enzima (una proteína especial) que se llama Cas 13. Se había ya demostrado en Harvard y en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) que esta enzima podía reconocer moléculas blanco patógenos de virus o de bacterias. Así que tomamos eso y lo adaptamos a la detección de covid-19 de una forma rápida, utilizando instrumentación muy sencilla. La detección se hace de algunas maneras, una es con unas tiritas de papel, que son muy parecidas a las pruebas de embarazo, funcionan bien, pero son muy costosas.
¿Es una prueba diagnóstica o de detección de que hubo contacto o hay inmunidad?
Es una prueba diagnóstica, las otras se conocen como pruebas rápidas (son serológicas porque se hacen en sangre) y detectan anticuerpos en la sangre de una persona para ver si hubo exposición al patógeno. El problema con las pruebas serológicas es que la fiabilidad es muy baja, no son específicas, entonces pueden detectar coronavirus, pero hay varios tipos de ellos y el que causa el covid-19 es un solo tipo de estos. Puede haber actividad cruzada de anticuerpos.
¿Qué se necesita para esta prueba?
Instrumentos de laboratorio de campo, que son baratos, para amplificar el material genético del virus antes de detectar por fluorescencia, utilizando unos visualizadores, también muy económicos, en los que uno simplemente mira unos tubos de ensayo pequeñitos, donde se realiza esta detección y si los tubos fluorecen es una prueba positiva, es una prueba como de luces encendidas.
¿Cuánta sensibilidad tiene con respecto a una prueba de PCR?
Al amplificar el genoma viral con estos instrumentos de campo no perdemos sensibilidad en la prueba, la sensibilidad es similar a la de la PCR. No se necesita un instrumento especializado súper costoso como los que se utilizan para PCR en el diagnóstico ni tampoco se necesita un personal altamente capacitado, puede ser una persona con entrenamiento mínimo.
¿La prueba se podría hacer en cualquier sitio entonces?
Una de las ideas que tenemos es hacer como centros de acopio donde recibimos el ARN extraído ya de las muestras para hacer el diagnóstico. Las pruebas de covid-19 que detectan material genético se pueden dividir en tres etapas: la recolección de la muestra de un paciente, la extracción del genoma viral y la amplificación de esa molécula y detección por algún medio para poder emitir un diagnóstico. Nuestro sistema aborda la tercera etapa, todavía necesitamos la extracción, esto hay que hacerlo en un laboratorio especializado, pero la detección en sí se podría hacer en una farmacia, en laboratorios no especializados o incluso en centros de acopio.
¿Cuán efectivo es este método?
La efectividad es algo que tenemos que probar todavía, porque es una prueba experimental. Efectividad se puede entender como cuántas veces tengo que hacer la prueba y compararla con una de PCR para ver cuántas veces las dos pruebas están de acuerdo. Se llama homologación. Para nuestra siguiente paso debemos homologar nuestro método, que se llama CREST (acrónimo en inglés para prueba robusta, equitativa y expandible basada en la enzima Cas13) contra las pruebas de PCR. Nos gustaría hacerlo entre 100 y 1 000 muestras y con eso determinar el nivel de fiabilidad.
¿Qué hay que esperar para empezar con la homologación?
Necesitamos permisos institucionales para poder acceder a muestras humanas y eso tiene que pasar por un comité de ética y de revisión del estudio. Estamos esperando la aprobación de esos documentos por parte de las instituciones involucradas (la universidad y un hospital local) para poder tener acceso a las muestras y empezar la homologación.
¿Si una persona sale positivo a esta prueba, necesitaría aplicarse una de PCR para confirmar?
En la etapa de homologación sí. Una vez que nuestra prueba tenga aprobación por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos, por sus siglas en inglés) ya no habría necesidad porque es una prueba que está certificada para detección. En este momento estamos en la parte de homologación, que consiste en verificar que la prueba es fiable cuando se compara con la PCR. Entonces al principio si vamos a tener que comparar los casos positivos que tengamos con nuestra prueba contra los resultados obtenidos en una prueba de PCR.
¿Han tenido acercamiento con autoridades de Salud u otros en Ecuador?
Desde ayer estamos explorando la posibilidad de colaborar con universidades en Ecuador para poder hacer comparaciones de nuestras pruebas con las pruebas de PCR y ver si esta sería una solución factible y viable para utilizar en poblaciones en el Ecuador.
¿Con quiénes han hablado?
Tuvimos una conversación con investigadores de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Es un poco preliminar, estamos muy emocionados con respecto a la posibilidad de trabajar juntos con ellos. Nos encantaría trabajar con científicos ecuatorianos y extender hacia América Latina lo que venimos haciendo entre los cuatro. Nos gustaría meternos en investigaciones con colegas por fuera de Estados Unidos. Han empezado conversaciones, no sabemos todavía si vamos a tener un proyecto conjunto, ojalá que se pueda. Todo es muy preliminar ahora.
En Ecuador se aplicará un millón de pruebas rápidas hasta junio. ¿Cómo ve a su país desde allá, considerando que su propuesta podría ser de gran utilidad?
Lo he pensando. Hay que definir en qué poblaciones se puede utilizar. Es una prueba de acceso relativamente sencillo. Tal vez se podría aplicar en poblaciones cerradas, por ejemplo en Galápagos. O que tienen muy difícil acceso a servicios de salud, por ejemplo en la Amazonía. O poblaciones que están aisladas y tuvieron contacto con no aisladas que eran portadoras del virus, por ejemplo gente que migró entre Guayaquil y las provincias aledañas. Ese estilo de análisis tendría mucho valor porque uno podría hacer, como explicaba antes, unos centros de acopio pequeños donde la gente puede ir al centro de salud a tomarse una muestra, se procesa para extraer el material genético del virus y luego se envía a los centros de acopio que estoy proponiendo para hacer el diagnóstico. Esto está muy en el aire todavía, requiere muchos permisos, la prueba sigue siendo experimental, pero si es que logramos obtener los certificados, se requeriría una inversión inicial para empezar a desarrollar, podríamos empezar a pensar en utilizarla de esa forma.
¿Se ha calculado cuánto podría costar la prueba?
Tenemos un artículo en preimpresión donde publicamos los costos asociados, es un poco más barata que la prueba de PCR, solo en cuanto a reactivos. Y después comparando PCR en tiempo real, que es la prueba reina de diagnóstico, con la nuestra, hay diferencias de costo también en la inversión inicial. Los termocicladores de campo que usamos nosotros son entre 30 y 50 veces más baratos.
¿Para replicarla en Ecuador será necesaria la presencia de alguien de su equipo?
No, es muy sencillo de hacer.
En ese caso, ¿qué sería necesario en el país para que se empiece a aplicar la prueba, cuando ya sea posible?
La compra de algunos reactivos, similares a los que utiliza la prueba de PCR y otros son los que estamos haciendo, purificando unas enzimas. Podríamos enviarlo al Ecuador si hay necesidad. Si se quiere hacer las pruebas en centros de acopio, farmacias o algo así, habría que comprar los instrumentos sencillos que describí antes, que no son costosos y se pueden utilizar muchas veces. Y habría que capacitar gente. Esta no requiere un técnico súper especializado o alguien que tenga un grado superior de posgrado en biotecnología. Se requiere alguien que tenga un nivel básico de entendimiento de ciertas cosas de biología molecular, que no es alto. Y el entrenamiento de humanos en la prueba por un tiempo hasta que tomen el ritmo para ver cómo se hace. Pero no es dificultoso.
¿Está al tanto de que en Ecuador muchas personas han muerto sin la opción de una prueba y por eso miles no están registrados como víctimas de covid-19?
Es similar a lo que pasa en muchos países del mundo, el Ecuador no es un caso aislado. En mi opinión, creo que el Ecuador ha hecho un buen trabajo hasta ahora, para el tamaño de país que somos, en más o menos controlar la diseminación del virus. El problema es que falta acceso a pruebas para tener una idea de cómo se mueve el virus en la población. Mucha gente habla de qué dicen los modelos con respecto a cuánto va a durar la infección, cuántos van a ser los muertos y qué tan grave va a ser en las sociedades.
Todos esos modelos existen a raíz de datos generados y esos modelos cambian a medida que uno va adquiriendo más y más datos. El modelo nunca es perfecto y se alimenta de datos, muchos de estos vienen de las pruebas, entonces si puede ser que haya una subestimación porque gente que posiblemente falleció de covid-19 nunca fue diagnosticada. Por otro lado puede haber mucha gente sin síntomas que son portadores y que no saben que lo tienen. Entonces es un juego de números en el cual la única forma de resolver el juego es entender cómo se mueve el virus y para eso hay que saber quién tiene el virus. Entonces las pruebas son fundamentales.
Hoja de vida
Está en Estados Unidos desde el 2001, se mudó ahí con su esposa para hacer su PhD en la Universidad de Nueva York, ciudad en donde vivieron cinco años y medio. Luego fueron a San Francisco para hacer su entrenamiento posdoctoral en la Universidad de California.
Ahí estuvieron ocho años, donde su esposa hizo su entrenamiento posdoctoral en Novartis, una compañía farmaceútica. Luego fueron como profesores a la Universidad de California en Santa Bárbara, donde están desde hace tres años.
Antes, el ecuatoriano de 42 años vivió en Colombia, donde hizo una maestría en genética humana, en la Universidad de los Andes, de Bogotá, la ciudad natal de su esposa. Y vivió en Quito, su ciudad de origen.