Jonathan A. A., de 23 años, aún tenía frescos los puntos de once puñaladas que le habían propinado en una riña callejera, cuando desapareció de casa de unos familiares en el cantón Buena Fe (Los Ríos), el pasado 19 de diciembre de 2014. El joven, que vivía en Quevedo y trabajaba en oficios varios, había discutido con su madre y padrastro el día que desapareció.
El cuerpo apareció “ensacado” en un sector rural del cantón El Empalme (Guayas) y llevaba once días en los frigoríficos de la morgue de la Policía Nacional, en Guayaquil, hasta donde había sido trasladado.
La mañana de este 1 de enero de 2015 familiares de la víctima llegaron al lugar, donde reconocieron el cadáver, gracias a que escucharon en la radio la noticia del hallazgo de un joven estrangulado.
“El cuerpo estaba todo quebrado en el saco. No sabemos dónde lo mataron y cómo fue que apareció en El Empalme”, indicó el padre del joven, Cristóbal A. M, que reconoció que su hijo “no se dejaba” y era bueno con los puños.
“La madre sospecha que el asesino puede ser el mismo que lo había apuñalado, él había dicho que apenas salga del hospital le iba a hacer más cosas todavía”, añadió el progenitor, que espera que la justicia encuentre a los responsables del asesinato.