El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia (IMLCF) dijo el 18 de agosto del 2015 que no encontró rastros de un ataque armado desde tierra en el caso del helicóptero que hace dos semanas se estrelló con 18 policías a bordo, 16 de los cuales murieron.
La tragedia ocurrió el 4 de agosto, cuando el helicóptero, del tipo Black Hawk, se estrelló cerca de Chigorodó, en el departamento de Antioquía, en medio de una operación contra el Clan Úsuga, una de las principales bandas de narcotráfico del país.
El gobierno señaló desde un comienzo que las primeras investigaciones apuntaban a un accidente por mal tiempo en la zona, pero el partido opositor de derecha radical Centro Democrático aseguró que la aeronave había sido derribada.
Varios dirigentes de ese partido, que lidera el expresidente y ahora senador Álvaro Uribe, insisten en que el gobierno trata de esta forma de ocultar ataques de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que desde el 20 de julio cumple un alto el fuego en el marco del proceso de paz que se realiza en Cuba.
Según el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, un supuesto acto hostil desde tierra tendría que haber sido visto por los tripulantes de otros cinco helicópteros que acompañaban a la aeronave siniestrada, por lo que el ataque habría sido respondido. El director del IMLCF, Carlos Valdés, dijo que los 16 policías murieron como consecuencia de un “politraumatismo severo” por el impacto del helicóptero en tierra.
“Esto significa que el mecanismo de la muerte fue un mecanismo contundente por caída desde altura contra superficie dura”, dijo el doctor. Valdés agregó que los cuerpos no tenían proyectiles disparados desde afuera, sino impactos por las mismas municiones que los policías tenían.
“Los cuerpos presentaban proyectiles correspondientes a la munición que venía adentro de la aeronave”, dijo Valdés, tras señalar que esta se activó en tierra por el incendio que se generó. Según el médico, los proyectiles encontrados en los cadáveres no ocasionaron estrías, lo que sí habría ocurrido si los disparos hubieran sido desde la distancia. Asimismo, el experto dijo que las lesiones que presentaban los cuerpos no corresponden a un patrón de explosión sino de un golpe fuerte. Los últimos ocho cuerpos en ser analizados por el IMLCF serán entregados hoy a las familias de los policías para las honras fúnebres.
La oposición de derecha también asegura que un avión de la Fuerza Aérea que se precipitó a tierra el 31 de julio cerca de Codazzi, en el norteño departamento de Cesar, fue atacado desde tierra. El gobierno ha asegurado que en ese caso, que dejó 11 militares muertos, se presentaron problemas mecánicos, pues el piloto reportó a una torre de control un fallo en un motor.