Redacción Cuenca
Por la preocupación se levanta tres veces en la noche, para comprobar si cae el agua por el grifo de su casa. Es parte de la rutina de Raquel de Pineda, de 45 años.
Ella vive en la parroquia Checa, en el este de Cuenca. Pese a que la planta del sector procesa 20 litros por segundo, en la mayoría de casas, el líquido llega solo por tres horas, una vez a la semana, en el mejor de los casos.
Según Jorge Torres, presidente de la Junta Parroquial, el agua que se potabiliza se desperdicia en la distribución. También hay conflictos internos y falta de coordinación de las directivas.
La Empresa Municipal de Agua Potable de Cuenca (Etapa) está a cargo del mantenimiento de la planta. Pero hay cinco directivas que administran, de forma independiente, cada uno de los cinco tanques que distribuyen el líquido vital.
El del centro parroquial brinda el servicio a La Playa, Las Rosas y San Jacinto, las zonas con más desabastecimiento. A este grupo pertenece Raquel de Pineda, quien paga USD 1 al mes, igual que el resto de usuarios.
Hay otros comités para los habitantes de La Dolorosa, Jatumpamba, Corpanche y Facte. Los problemas se registran desde hace más de un año.
Según Torres, hay familias que tienen hasta cinco derechos de agua y no pagan por el servicio. Manuel Molina, del Comité del centro parroquial, dijo que hay usuarios que deben la cuota mensual desde hace ocho años.
Este Comité agrupa a 400 beneficiarios y casi nadie paga los USD 12 al año, dice Molina. Hay una deuda de los usuarios que supera los USD 3 000.
En la parroquia hay instalaciones clandestinas, baipás (una misma conexión por donde ingresa el agua potable y la entubada), para mantener el servicio cuando hay racionamientos. “Existen fisuras en las tuberías que no son reparadas por falta de dinero”, señaló Torres.
Cuatro de los cinco comités quieren que Etapa asuma el control y la administración de la planta, pero la empresa espera un consenso.