Enfermedades respiratorias como gripe o rinitis se confunden con influenza

Estefanía Sagasti, de Laboratorios Ecuamerican, realiza una prueba de influenza. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Estefanía Sagasti, de Laboratorios Ecuamerican, realiza una prueba de influenza. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

La neumóloga Elizabeth Cajamarca, del HCAM, hace un chequeo médico a la paciente. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

En el transporte público, en los ambientes de trabajo e incluso en los centros educativos se observa a personas tosiendo o estornudando; otras cuentan que tienen dolor de garganta. Pero que luego de los chequeos médicos dicen que no tienen algún tipo de influenza.

Para no confundirla con alguna afección respiratoria se debe reconocer sus características: fiebre mayor a 38 grados centígrados y malestar corporal intenso, por ejemplo.

La influenza es una patología aguda, considerada estacional, ya que se presenta en dos épocas del año: de diciembre a febrero y de agosto a octubre. En Ecuador circulan tres subtipos del virus: AH1N1, AH3N2 y B. El primero es el más fuerte y causó la pandemia del 2009.

Lo más común es el deterioro del estado de salud. “Es una gripe incrementada en su magnitud”, explica Elizabeth Cajamarca, jefa de neumología del Hospital Carlos Andrade Marín (HCAM), del Seguro Social. Hay congestión nasal, dolor corporal, fiebre alta, que se complican poco a poco y luego empieza la dificultad respiratoria y el dolor torácico.

Cuando el último síntoma se presenta de forma abrupta, lo más adecuado es buscar atención médica, recalca. Pero en esta época diagnosticar es más complicado, debido a que la gente se automedica.

Pero hay males crónicos sintomáticos respiratorios como la rinitis, sinusitis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma. Estos –dice– se pueden sobreinfectar y terminan por convertirse en un problema agudo que se confunde con influenza.

Cajamarca recuerda que las patologías crónicas muestran síntomas respiratorios. Hay pacientes que, por ejemplo, presentan síntomas visibles en la nariz, como los riníticos. También congestión nasal, piel seca y ojos rojos.

Eso suele complicarse, lo que causa sinusitis. Cuando se sobreinfectan terminan confundiéndose con influenza. “Cuando se llenan de moco, el paciente presenta también fiebre, tos, dolor de garganta: eso es típico de la AH1N1”.

Estefanía Sagasti, de Laboratorios Ecuamerican, realiza una prueba de influenza. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.

Hay otro síntoma típico que es la odinofagia. Las personas sienten que la garganta les quema, arde y no les permite tragar nada. Eso se llama traqueítis, que puede ser solo bacteriana o parte de la AH1N1, que también provoca dolor de garganta altísimo.

Otras enfermedades crónicas típicas de la neumología como EPOC también se confunden con influenza. Esta es una patología de vías respiratorias bajas (pulmones); se diagnostica pasado los 50 años.

Estas personas deben hacerse exámenes: test rápido y confirmatorio. “Cuando alguien toma antibióticos, a los tres días mejora, pero si aumenta la tos, flema, cansancio o le falta el aire, debe ir a emergencias”.

Para tratar a pacientes sintomáticos en emergencias se hace una biometría, que abarca varias líneas, entre ellas los sistemas inmunológicos de defensa, que con influenza se consumen pronto y bajan.

En Laboratorios Ecuamerican se realizan dos tipos de exámenes para determinar la presencia del virus. El resultado del primero tarda 20 minutos y determina si es influenza A, B o virus respiratorio.

Mientras que el segundo análisis demora dos horas y es más específico, ya que muestra el subtipo: AH1N1.

Para obtener los resultados, el personal de salud realiza un hisopado nasal, que es la toma de una muestra de la secreción de la nariz. Lo explica Adriana Sánchez, directora médica de este centro de salud privado. “El paciente no requiere preparación previa ni venir en ayunas para el análisis”.

Su efectividad es de más del 95%, por lo que es un diagnóstico casi perfecto, señala.

Desde septiembre hasta el momento en ese punto de salud se han determinado, al menos, 150 casos de influenza A, B y virus respiratorios; la mayoría en niños. “Sí hay más casos, por la temporada fría”.

Es por ello que se recomienda la vacunación, en especial, en grupos prioritarios: niños menores de 5 años, adultos mayores, embarazadas o que dieron a luz, personas con discapacidad o enfermedades crónicas y privados de la libertad.

En los centros de salud públicos, por ejemplo, se da prioridad a esta población que es de 4,7 millones de personas, según la Cartera del ramo. La dosis es gratuita y se cubre de tres cepas: AH1N1, AH3N2 y B.

El fin de semana, las brigadas de Quito salieron a vacunar de puerta en puerta. Los grupos prioritarios censados por el centro de salud Chillogallo son 3 300, por lo que los recorridos para inmunizar se harán de lunes a sábados, dijo la enfermera Michel Jácome. Ella labora en ese punto médico del sur de Quito y es parte de las brigadas médicas de vacunación.

En hospitales como el Vozandes también se realiza la inmunización. Sandra Quelal, responsable del área de vacunas, dice que en lo privado se cubre a la población no prioritaria: niños de más de 5 y adultos. Hoy hay más demanda. Al día se atiende entre 100 y 150 personas. Su dosis -confiesa- inmuniza de cuatro cepas: AH1N1, AH3N2 y dos de tipo B.

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