Los partidarios del presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, animan durante una campaña en Taipei, Taiwán, el 10 de enero de 2020. Foto: EFE
Los dos principales aspirantes a la presidencia de Taiwán celebrarán sus últimos mítines de campaña el viernes 10 de enero del 2020, la víspera de unas elecciones observadas de cerca por Pekín, que sigue considerando a la isla parte de su territorio.
Aproximadamente 19 millones de electores votarán el sábado entre la presidenta saliente Tsai Ing Wen y su principal adversario, Han Kuo yu.
Estos dos candidatos tienen dos visiones divergentes del futuro de Taiwán y de sus relaciones con China. Pekín, el mayor socio comercial de la isla, considera a Taiwán como una de sus provincias y juró retomar su control algún día, por la fuerza si es necesario.
La presidenta Tsai Ing Wen, candidata a la reelección, se presenta como garante de los valores democráticos frente al autoritarismo de China. “Elegir a Tsai Ing Wen significa elegir nuestro futuro y defender la democracia y la libertad”, declaró el viernes a la prensa Tsai, de 63 años.
Su principal adversario, Han Kuo yu, se centra en las buenas relaciones con Pekín, destacando los beneficios económicos que podría reportar a la isla. “Queremos un cambio, la felicidad, la prosperidad y el orgullo para el pueblo de Taiwán”, dijo en un mitin.
Tsai, favorita
Desde hace diez días, los sondeos están prohibidos. Hasta entonces, Tsai parecía beneficiar de una cómoda ventaja sobre su rival.
“Para que Han gane se necesitaría un gran cambio con respecto a las últimas encuestas”, explica Shelley Rigger, una experta sobre Taiwán en el Davidson College de Carolina del Norte.
Pekín nunca ocultó su deseo que Tsai fuera expulsada del poder. Al igual que su formación política, el Partido Democrático Progresista (PDP) , que tradicionalmente aboga por la independencia, rechaza el principio de la unidad de la isla y del continente dentro de una misma China.
Desde su elección, hace cuatro años, Pekín no dejó de endurecer el tono. China rompió todas las comunicaciones oficiales con el gobierno taiwanés e intensificó las presiones económicas y los ejercicios militares.
Han, la mala elección
También sacó de la isla a siete de sus aliados diplomáticos, con la esperanza de que esta política lleve a los votantes a sancionar a Tsai en las urnas.
Sin embargo, la campaña electoral parece haberse vuelto contra Pekín, en particular cuando Xi pronunció el año pasado un discurso belicoso, calificando la asimilación de “inevitable”.
Los votantes también siguieron con preocupación la negativa de Pekín a atender las demandas de los manifestantes en favor de la democracia en Hong Kong y la política represiva de China hacia los musulmanes uigures.
Un miedo del que Tsai supo sacar beneficio y que ahora le permite ser favorita. Una situación que era impensable hace un año, cuando los sondeos apenas le daban puntos y el partido de la oposición Kuomintang ganó terreno en las elecciones locales.
Los analistas afirman que este éxito se debe a la manera en que Taiwán logró posicionarse favorablemente en la guerra comercial chino-estadounidense y a la manera en que Tsai se benefició la crisis de Hong Kong.