Tres escenarios se plantean en la actividad del volcán Cotopaxi si hay un ascenso del magma

Imagen térmica del flanco noroccidental del volcán. Fue tomada por Silvia Vallejo, técnica del Geofísico. Foto tomada de la página web del Instituto Geofísico

Los técnicos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional plantean tres posibles escenarios del comportamiento del volcán Cotopaxi, para los próximos días a semanas, en el caso de que exista un ascenso del magma.
En su informe especial 16, publicado el 17 de septiembre del 2015, se indica que el magma subiría de la cámara magmática (lugar donde se encuentra el material) hacia el reservorio del volcán.
Cuando se publicó el documento, el escenario uno fue considerado como el más probable que se presente.
Este primer escenario contempla la subida lenta de nuevo magma al reservorio. El tiempo previsto es de varias semanas o meses.
Lo que se espera, entonces, es que el proceso eruptivo del volcán Cotopaxi se prolongue por meses. Esta actividad es asociada a lo que pasó con el volcán Tungurahua en marzo del 2013. ¿Qué pasó en ese mes? La intensificación de la actividad del Tungurahua fue por la entrada paulatina de nuevo material magmático que salió por el cráter, desde el 28 de febrero (2013).
Eso recoge el informe especial que se hizo sobre este volcán.
El documento informa que hubo emisiones permanentes de gases, ceniza y materiales rocosos incandescentes. “Durante las noches (…) hubo la expulsión de bloques incandescentes desde la zona del cráter que descendieron por los flancos del volcán hasta 500 metros bajo el nivel del cráter. (…) Desde (las) zonas cercanas al volcán (hubo) reportes de ruidos y bramidos de intensidad leve a moderada”.
Por eso, en el Cotopaxi se considera que “se pueden producir explosiones de tamaño moderado con caídas de bombas balísticas (como la fuerza de una bala)”, que alcanzarán un máximo de 5 km desde el cráter y pequeños flujos piroclásticos (tipo Tungurahua julio 2013).
¿Qué ocurrió en julio del 2013? Según el informe, el Tungurahua tuvo una erupción que produjo una columna de 8,3 kilómetros de altura sobre el nivel del cráter y se registró el descenso de flujos piroclásticos por varios drenajes del volcán. Los más extensos descendieron por las quebradas de Juive Grande y Achupashal. “Los flujos piroclásticos en Juive Grande alcanzaron una distancia de 6,3 km y se detuvieron un kilómetro arriba de la carretera (…). En la quebrada Achupashal los flujos piroclásticos alcanzaron una extensión de 6,5 km y cruzaron el Rio Chambo”.
Estos detalles están en el informe especial.
Además de las explosiones, en el Cotopaxi se pueden formar lahares secundarios (flujos de lodo y escombros volcánicos), es decir, no se trata de los grandes lahares que se produjeron en su última erupción de 1877.
Los lahares secundarios se generan por la mezcla del material volcánico con agua de la lluvia o el derretimiento de la nieve. “En este escenario los lahares podrían ser de tamaño pequeño hasta moderado y afectarían principalmente la zona del Parque Nacional Cotopaxi”.
En el segundo escenario, el menos probable, se plantea el ascenso de magma en “volúmenes mayores y a una mayor velocidad”. Las altas presiones internas abrirán violentamente el conducto volcánico y se producirían erupciones (tipo Cotopaxi junio 1877, Reventador noviembre 2002, Tungurahua agosto 2006).
Estarán acompañadas de flujos piroclásticos en todos los flancos dado el carácter central del cráter. “El contacto entre los flujos piroclásticos y el glaciar produce un derretimiento de una parte de este, generando lahares que bajan por uno o algunos de los drenajes que nacen en el volcán. Estos lahares serían de tamaño moderado a grande y pueden viajar decenas hasta cientos de kilómetros por los valles de los ríos dejando depósitos de metros hasta decenas de metros de espesor”.
También se puede esperar fuertes caídas de ceniza y cascajo. En general, a las erupciones violentas le siguen otras menores que decaen en intensidad hasta que cesan luego de varios meses o años. “Dependiendo del tamaño de los episodios eruptivos se producen o no más lahares aunque de volúmenes y caudales mucho menores que el evento principal”.
El tercer escenario y el menos probable que se dé es que “no se descarta por completo una disminución de la actividad eruptiva en el caso de que la nueva intrusión de magma no ascienda a zonas superficiales”.
En este informe se explica que hay un aumento de la presión interna del volcán. Esto sucede porque desde el 10 de septiembre ha habido un incremento de la cantidad de sismos volcano-tectónicos, los cuales se producen cuando hay una fractura o ruptura de la roca interior del Cotopaxi. Como consecuencia existe una deformación del edificio o estructura volcánica, posiblemente relacionados con “una nueva intrusión de magma en profundidad o a un aumento de la presión en el reservorio magmático”.
Ese comportamiento interno del volcán Cotopaxi es calificado como moderado, mientras a que a nivel superficial es bajo. Por lo tanto, se mantiene la alerta amarilla, determinada el día de sus primeras explosiones (freáticas), el 14 de agosto del 2015.
El Ministerio Coordinador de Seguridad es el vocero oficial de las informaciones alrededor del coloso de 5 897 metros de altura sobre el nivel del mar.