Cuando Luly Aguavil nació hace ocho años, los miembros de la comuna tsáchila El Poste se turnaban para conocerla.
Sus padres la llamaron así, porque Luly significa flor, en su idioma nativo: el tsáfiqui.
“Nos emocionaba que fuera admirada como si tuviéramos una flor en nuestra casa”. Su padre José Aguavil lo recuerda.
Pero ese nombre, en un principio, no fue aceptado en el Registro Civil de Santo Domingo de los Tsáchilas. Tuvieron que contratar a un abogado, hablar con el director de la institución y esperar una resolución que tardó dos semanas.
“Nos decían que le pusiéramos otro nombre (mestizo). Pero la gestión que hicimos sirvió para que se respete nuestro derecho a mantener nuestras tradiciones”, señala Aguavil.
En la entidad aceptaron el nombre en tsáfiqui, aunque a medias. La condición fue que el primero fuera en castellano. Entonces nació la combinación: Nataly Luly.
“Lo que conseguimos fue una hazaña. A mis otros hijos (cuatro) les tuve que colocar nombres de mestizos al inscribirlos”, comenta el padre.
Gabriel Acosta, director provincial del Registro Civil, asegura que la institución no hace distinción entre culturas para prestar los servicios.
[[OBJECT]]
Los nombres -agrega- son rechazados únicamente cuando tienen diminutivos, porque pueden tomarse con una forma de minimizar a la persona. También cuando puede “afectar a la integridad”.
Aguavil tuvo que asesorarse sobre los derechos de los indígenas, para refutar los argumentos. “Luly no es ofensivo en nuestra nacionalidad”.
En la Constitución se reconoce que los integrantes de las 14 nacionalidades tienen el derecho a una identidad. En el inciso 28 del artículo 66 reza: “el derecho a la identidad personal y colectiva, que incluye tener un nombre y apellido, debidamente registrados y libremente escogidos; y conservar (…) las características como la nacionalidad”.
Pero hace 26 años no existía este artículo y Leonardo Calazacón debió iniciar un proceso legal para inscribir a su hija Sonya. Tardó seis meses en registrarla en 1987. “Fui con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador y así logré que mi hija fuera la primera en obtener un nombre en tsáfiqui”.
Para Henry Calazacón, representante de la cultura tsáchila en el extranjero, la objeción de utilizar el nombre en tsáfiqui es también lingüística.
Esta lengua tiene apóstrofes que combinados hacen que las palabras se pronuncien diferente al castellano. “Los problemas se dan cuando salimos al mundo de los mestizos. Ellos tergiversan la lengua autóctona. Incluso tsáchila no tiene tilde sino un apóstrofo (tsa’chila) porque son dos palabras: hombre verdadero”.
A él -en su comuna Chigüilpe– lo conocen por su nombre en tsáfiqui: Tsapini (serpiente).
En las siete comunas, los tsáchilas tienen dos nombres. El que obtuvieron en el Registro Civil y con el que sus padres los bautizaron al nacer en un ritual de bienvenida, en tsáfiqui.
En el caso de Henry Calazacón, sus progenitores le llamaron así porque nació en la época en que salían de la selva serpientes, hace 42 años. Pero en aquella época no aceptaron ese nombre en el Registro Civil. Así que le colocaron José Henry. Ahora sería difícil cambiarlo porque sus documentos como pasaporte y título universitario tienen sus nombres mestizos.
Según el Registro Civil, para modificar el título de profesional tendría que cambiar también el de la escuela y colegio.
El 70% (210) de los niños tsáchilas tiene nombres extranjeros, el 20% (60) en castellano y el 10% (30) en tsáfiqui, según el Censo que impulsaron las comunidades en el 2013.
Nelson Aguavil quiere ser parte de los que quieren tener nombre en tsáfiqui. Por eso ya averiguó los trámites para llamarse Tsapi (culebra X). Deberá presentar una solicitud en la que se justifique el cambio. Él vive en la comuna El Poste. Allí administra junto con su familia un proyecto de conservación.
Para el sociólogo e historiador Guillermo Robalino, el caso de Aguavil es excepcional, porque los jóvenes tsáchilas están perdiendo rasgos de su identidad. Según él, en esta época el acceso a los medios de comunicación y el acercamiento con los colonos hizo que los indígenas adquirieran otras costumbres.
En contexto
La nacionalidad Tsáchila está conformada por 2 200 tsáchilas, según la Gobernación. Ellos se dedican a la pesca y a la agricultura. Viven en siete comunas en las que se escoge un líder según la edad y experiencia. Practican la medicina ancestral, a través de rituales.
El significado
A shily
Mujer de cabello largo
Luly
La flor
Dicu
María
Wela
Yo soy rápido
Tsapini
Serpiente
Shuyun
Arco iris
Wampá
Lágrima de San Pedro
Gualé
Persona única
Pinda
Rayo
Idiri
Líder
Kunta
Trueno
Quimí
Colibrí
Papúm
Valiente
Tsapi
Culebra X
Huafi Sona
mujer espiritual del agua
Tsi Tso
Instrumento musical