Los damnificados de Muisne hicieron algunos pedidos al presidente Rafael Correa. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Los dos fuertes temblores de la noche del domingo 10 de julio ocasionaron la muerte de una persona, 22 heridos, daños leves en las viviendas y el abandono de las playas de Atacames por parte de los turistas. Este es el balance, luego de las dos réplicas de 5.9 y 6.3 grados, que se registraron en Muisne, sur de Esmeraldas.
Según el Comité de Operaciones de Emergencia de Muisne, un adulto falleció en el sector Pueblo Nuevo. Los testigos contaron que en el segundo temblor de las 21:11, Isasio Zamora, de 70 años, caminaba por la zona de un deslave y cayó a un hoyo. Zamora se dedicaba a la venta de mariscos.
En los centros de salud se atendieron a 20 personas con heridas leves y nervios. Rosa Trejo recordó que se iba a agachar a recoger algo, cuando se cayó y se golpeó la cabeza. “Casi no podía hablar. Me duele el cuerpo y la cabeza”. Ella fue atendida en el albergue 1 de Muisne.
José Quiñónez, de 42 años, no quiso evacuar. Aseguró que la salida en gabarra por la noche es peligrosa, porque no existe un plan de evacuación seguro. “Las veces anteriores nos han golpeado, todos quieren subir al mismo tiempo y es traumático para mis dos hijos”.
Esta vez, solo 200 personas evacuaron. 80 se albergaron en dos campamentos en la zona continental. Otros fueron a casas de familiares y los demás caminaron a un cerro por temor a un tsunami, que fue descartado. El 18 de mayo, la isla quedó casi vacía porque 7 000 de 9 000 habitantes evacuaron.
Mariana Quiñónez no evacuó. “En tres ocasiones hemos dejado nuestras casas solas y debemos dormir en el suelo o en casas de amigos porque ya no es tan fácil acogerse en los albergues, porque tienen el cupo completo”.
Según el COE se instalaron nuevas carpas para más gente. En los albergues de Muisne y Chamanga viven 1 500 personas. El presidente Rafael Correa visitó ayer los albergues y una escuela provisional donde se educarán 1 400 estudiantes.
Durante el recorrido, el Mandatario aseguró que el viernes se terminará el estado de excepción y no se renovará. Así que tiene previsto emitir un nuevo estado de excepción, para Manabí y Esmeraldas.
Mayra Solórzano, vicealcaldesa de Muisne, señaló que no se registraron daños considerables. Sin embargo, la tarde de ayer se inició un recorrido con los técnicos de la Secretaría de Gestión de Riesgos y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda para evaluar.
Según la moradora Ana Pacheco, las casas que aún no son demolidas sí sufrieron daños. “Escuchábamos cómo se caían paredes. Tuvimos que salir corriendo hasta la gabarra por el temor de que nos cayera algo.
Además, un puente sobre el estero Ancho en la vía que comunica Muisne con Atacames resultó averiado. El paso fue inhabilitado y para llegar hasta Muisne se debe tomar una ruta alterna por el sector San Francisco. El trayecto toma dos horas. “Los buses no pueden transitar porque el peso puede desestabilizar la calzada. Solo es para vehículos livianos”, dijo Solórzano.
Los turistas se fueron
La playa de Atacames quedó prácticamente desolada. Los turistas que vacacionaban abandonaron ese balneario la noche del domingo, cuando se produjeron dos movimientos telúricos que dejaron sin energía eléctrica por unos minutos.
El intento por escapar de los edificios y cabañas produjo confusión entre los visitantes que primero corrieron hacia la vía y después del segundo remezón fueron a la playa.
“Algunos intentaron salir del malecón en vehículos, a pie, sin maletas y pijamas”, contó Karina Pazmiño, una turista quiteña que decidió quedarse un día más con su familia.
Johanna Díaz, otra turista quiteña, dijo que todo se volvió confuso, porque los que estaban en la playa no sabía a dónde ir. En el intento por huir hubo dos heridos, que fueron llevados al hospital de Atacames. “En Atacames no hay señalética que indique la ruta de evacuación en casos de alerta de tsunami o sismos”, comentó Adriana Pungo, una turista de la ciudad de Cali (Colombia).
En el sector turístico de Atacames hay preocupación, porque julio es uno de los mejores meses, por las vacaciones escolares en la Sierra.
Eddy Gómez, propietario del hotel La Barca, indicó que los turistas se fueron el domingo, pero otros han empezado a llegar. La playa de Atacames y el malecón lucían desolados, así como los negocios.
Analía Ledesma, gerenta del hotel Puerto Ballesta y expresidenta de la Cámara de Turismo de Atacames, cree que suspender las vacaciones de la Sierra hacia Esmeraldas sería castigar a la industria turística. “Esperamos que la gente de la Sierra sea solidaria para continuar reactivando el turismo en Tonsupa, Atacames, Súa y el resto de balnearios”.
En contexto
Durante las réplicas fuertes del 18 de mayo último, Esmeraldas fue afectada gravemente, pese a que el epicentro fue en Manabí. En ese entonces, las viviendas y edificios quedaron más averiados de lo que ya estaban por el terremoto del 16 de abril pasado.