La pandemia incrementó la resistencia a antimicrobianos

Los pacientes en salas UCI fueron evaluados en el marco de estudios para determinar resistencia a microorganismos. Foto: EL COMERCIO

Casi cinco millones de muertes reportadas en el mundo en 2019 estuvieron asociadas a la resistencia a los antimicrobianos. Así lo determina un estudio publicado a inicios de 2022, por la revista científica The Lancet.

Marcelo Galas, oficial técnico de Vigilancia de Resistencia a los Antimicrobianos, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), compartió los resultados de esa investigación para demostrar el impacto de ciertos microorganismos y los riesgos para la salud pública.

La alarma se activó en el año 2000 y se hizo más urgente tras la pandemia del covid-19. La emergencia global por SARS-CoV-2 elevó aún más la resistencia a ciertos fármacos y la situación es crítica en Sudamérica, que registra cifras de mortalidad muy cercanas a las de países africanos. Galas dice que Argentina, por ejemplo, pasó de 20 a 30% de resistencia al antibiótico carbapenem en el tratamiento de la bacteria Klebsiella pneumoniae, causante de enfermedades infecciosas oportunistas.

“El país esperaba ese aumento del 10% para 2029 y se alcanzó en solo un año, por el uso abusivo durante el primer año de la pandemia”, dijo el técnico de la OPS. Panamá también duplicó la resistencia; en un año pasó del 10 al 20%.

Otros países saltaron del 30% al 70% y hasta el 100% en un periodo de 10 años, en el control de bacterias como la Acinetobacter baumannii, que puede generar neumonía y meningitis. “Perdimos, prácticamente, la actividad de carbapenems en el control de esta bacteria”, señala Galas.

Ir a la acción 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia a los antimicrobianos (conocida como RAM) es un fenómeno natural de modificación genética de microorganismos (entre ellos bacterias, virus, parásitos y hongos), que les permite ser cada vez más resistentes a la acción de los fármacos antimicrobianos (antibióticos, antifúngicos, antiparasitarios y otros para esos tratamientos).

El riesgo es evidente. Las enfermedades infecciosas son cada vez más difíciles de curar y los tratamientos son más extensos y costosos. Una muestra es el uso inapropiado de antibióticos para tratar cuadros virales, como la gripe, o el uso desmedido en animales sanos para prevenir enfermedades.

Las restricciones en el uso no han sido del todo efectivas. Se calcula que el 50% de los antibióticos se prescribe, distribuye o vende de manera inapropiada.

A estos controles en el expendio es necesario añadir la vigilancia. En 2015, la OMS creó el Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos, para el análisis por medio de biología molecular y el intercambio de datos entre países que sigue el tema.

“El conocimiento molecular de lo que circula, en tiempo y espacio, ayuda a los gobiernos a incorporar nuevos fármacos en sus hospitales, adecuados a la epidemiología local. Son datos para la toma de decisiones”, asegura Galas.

En 2017, la OMS realizó un listado de patógenos para priorizar su investigación y buscar nuevos antimicrobianos. Entre ellos aparece el Acinetobacter baumannii, que fue detectado en unidades de cuidados intensivos de Ecuador durante la pandemia. De todas las áreas hospitalarias, las salas UCI fueron el principal foco de Acinetobacter baumannii.

Anthony Salguero, investigador de la carrera de Biotecnología de la Universidad Politécnica Salesiana, centró su estudio en esta bacteria, que fue identificada en 72 muestras recolectadas en distintos hospitales del Ecuador.

El análisis se realizó en 2021, durante la pandemia. El 83% de las muestras era de pacientes internados en cuidados intensivos, mientras que el 71% se obtuvo de secreciones traqueales.

“Muchos de estos pacientes eran intubados en UCI por covid-19 y se pudo determinar que había una deficiencia en la limpieza de estas salas, en el manejo adecuado de los equipos de asistencia respiratoria y eso aumentó el número de aislamientos de Acinetobacter baumannii”, explicó Salguero, durante una conferencia organizada por el Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi).

Esta entidad apoyó la investigación, que se centró en examinar los genes causantes de la resistencia a fármacos con pruebas moleculares. Ocho de los antibióticos evaluados arrojaron niveles de resistencia del 20 al 100%.

El Centro de Referencia Nacional de RAM es parte del Inspi y tiene un programa de vigilancia que articula 72 hospitales públicos, clínicas y laboratorios. El objetivo es monitorear cinco especies consideradas críticas.


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