El sonido de las campanas de la catedral de El Buen Pastor se escucha de lejos. Los repiques advierten que la misa empezará, mientras los feligreses apresuran el paso.Varios fieles se persignan al ingresar y buscan un sitio para sentarse en las bancas de madera.
A Rocío Cevallos le gusta asistir a esta iglesia. Ella asegura que le reconforta escuchar a los sacerdotes. “No nos juzgan, dan consejos para vivir el amor en familia”.
El templo lleva ocho años en construcción y aún falta su culminación en un 30%. La parte exterior, hoy de un color gris, tiene la mayor área por terminar. Hay tres torres y dos capillas inconclusas, que se observan desde la calle.
A pesar del tiempo transcurrido, faltan recursos económicos para concluir la edificación. Por ello, desde el 2003 se construye por fases. El esfuerzo y solidaridad de los fieles es un pilar clave.
Lupe Dueñas, presidenta del Comité Pro Catedral, recuerda que hace dos meses se reunió con los miembros de la directiva para organizar la venta de comida.
Un grupo, por ejemplo, se encargó de preparar hornado y otro hizo empanadas. Con esa actividad recaudaron USD 12 000. “Fue un arduo trabajo. Al finalizar la jornada estuvimos tan felices que nos abrazamos y agradecimos a Dios por lograr una meta”.
Ella también fue a la misa del domingo anterior. Allí, el padre Euclides Carrillo, director de Fundación de Acción Social Caritas (Fasca), de Santo Domingo, en su sermón resaltó la necesidad de la solidaridad con los demás. “Esa condición ha sido determinante para impulsar la construcción de la catedral”, dijo.
Hace ocho años empezó la cruzada para reunir fondos. Se conformó un Comité Pro Catedral. Monseñor Wilson Moncayo fue el iniciador de la construcción de la nueva catedral.
La idea nació desde que los fieles aumentaron. “Nos dimos cuenta que en la antigua catedral, ubicada en el parque Zaracay, no cabían todos los fieles”, señaló Galo Robalino, párroco de El Buen Pastor.
El presupuesto para la obra se consiguió por donaciones de instituciones religiosas del extranjero. Además, “hemos recibido el aporte de familias que han donado los vitrales para las ventanas”.
El comité consiguió reunir USD 300 000, a través de seis rifas de vehículos y de motocicletas, seis bingos comunitarios, una carrera atlética y la venta de alimentos. Se han invertido en el templo USD 1,5 millones.
Para culminar la construcción hacen falta USD 600 000. Por ello, los miembros del comité están impulsando una rifa de una casa, situada en el conjunto habitacional Plaza Real.
Pero el exterior de la iglesia contrasta con la parte interior de la nueva Catedral. Está en un 90% terminado. El altar tiene una estructura en forma circular. En la parte superior hay una corona, que guarda la imagen de Jesús. Además, tiene sillas de mármol para los obispos.
Martha Castillo señala que la misa que más la emocionó fue la que se reunieron los obispos, en septiembre del año anterior. En esta ceremonia participó monseñor Wilson Moncayo. “Él estaba delicado de salud, pero vino desde Quito a celebrar con el pueblo el Día del Buen Pastor”.
“Estaba tan feliz que hasta lloré”. En todas las misas los feligreses piden por la salud del Obispo.
La gestión del comité
Desdes hace ocho años se han formado dos comités Pro Catedral, que se encargan de convocar a la comunidad a eventos para recaudar fondos.
Los domingos venden empanadas, hornado o cebiches en la parte externa de la iglesia, a la salida de misa.
El comité tiene el apoyo de los movimientos laicos de Santo Domingo. Entre ellos están: Movimiento Juan XXIII, Lazos Marianos y Legión de María.