Los agricultores de Pastaza y Tungurahua mejoraron sus cultivos gracias a los mercados. Ellos utilizan el compost elaborado con los desechos orgánicos generados en estos centros de venta de productos de las dos provincias.
Estas iniciativas son impulsados por los municipios de Puyo, en Pastaza, y la Empresa Mancomunada de Aseo de los cantones Patate y Pelileo, en Tungurahua. El propósito es aprovechar la materia orgánica que antes se botaba en los rellenos sanitarios.
Según un informe emitido por los cabildos, al menos el 60% de la basura que se genera en las tres ciudades son de tipo orgánico. Por esta razón, decidieron impulsar proyectos que ayudan en alargar la vida útil de los rellenos sanitarios. También reducen la contaminación ambiental y ayudan a los habitantes de las comunidades a mejorar la producción agrícola.
Del desperdicio innecesario al aprovechamiento productivo
En Pastaza, los cultivos de verde, yuca, papa china, caña que cultiva en su finca Marina Piñuela son más grandes y dulces. Su producción fue mejorando cuando comenzó a elaborar su propio compost. El proyecto es impulsado por el cabildo local e involucra a más de 100 agricultores de una docena de comunidades.
El grupo recibe en sus fincas 2,5 toneladas de desperdicios orgánicos. Los desechos son recolectados en cuatro mercados de la ciudad de Puyo y transportados hasta las comunas. Ahí cada una de las familias los procesan y transforman en un abono rico en nutrientes y minerales. Eso ayudó a mejorar la producción de sus tierras.
Piñuela ya no compra abonos químicos; utiliza el producto orgánico que guarda en su cobertizo. Cuenta que logró sembrar cebolla, col, hierbas que antes no se daban en el sector.
“La caña de azúcar es más gruesa y con un mayor rendimiento en la elaboración de la panela que vendo en las tiendas de Puyo”, dice Piñuela. La mujer habita en la comunidad Murialdo, de la parroquia Fátima. En el lugar, otras ocho mujeres participan en el proyecto.
Wilson Andrade, técnico del Municipio de Pastaza, cuenta que el proyecto arrancó hace nueve años. En un inicio comenzaron a trabajar las mujeres de 15 comunidades. Ellas recibieron capacitación en el manejo de los desechos orgánicos y en la elaboración del compost. En la actualidad, 12 comunas laboran en esta línea.
Se construyeron los cobertizos donde realiza el compostaje. Esta consiste en preparar la materia orgánica en capas separadas con aserrín, ceniza y la majada de gallinas o de ganado. Cada dos días revuelven todo esto para evitar que la materia se pudra.
Una mancomunidad de municipios produce el abono
En Tungurahua, John Pilaguano es propietario del vivero El Rosal, ubicado en el cantón Patate. Este ingeniero utiliza, en sus cultivos, el compost que produce la Empresa Mancomunada de Aseo. La institución está integrada por los municipios de Patate y Pelileo.
Cada mes, al menos cinco quintales de abono adquiere la mancomunidad para ser procesada localmente. Con la materia orgánica reproduce más de 100 variedades de plantas para comercializarlas a los fruticultores de todo el país.
“Usando el compostaje he notado que las plantas son más vigorosas y eso ayuda a los fruticultores a tener una buena cosecha”, cuenta Pilaguano. Él es uno de los 200 agricultores de Patate y Pelileo que se benefician del proyecto.
Paúl Santana, gerente de la Empresa, asegura que en el lugar unas cinco toneladas de desecho orgánicos son procesadas diariamente. Eso permitió extender la vida útil del relleno sanitario por otro lustro más. Además, se recicla el papel, cartón, vidrio y más.
El Municipio de Pelileo también arrancó un plan de reciclaje con la participación 10 barrios de la ciudad. Al menos 120 familias intervienen y entregan la materia orgánica a los carros recolectores. Estos son depositados directamente al sitio donde se procesa el compost. De esta manera, la población se involucra en nuevos procesos de sostenibilidad que benefician a toda la gente.
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