Peatones que pasan por los bajos de la Prefectura de Pichincha compraron platos de encebollado a las familias damnificadas. Foto: Isabel Alarcón / EL COMERCIO
Las familias afectadas por el terremoto que están en el albergue de la Prefectura de Pichincha salieron la mañana de este viernes 29 de abril a vender encebollados en los exteriores de esta entidad provincial, en el centro norte de Quito. Con ollas, platos y los ingredientes necesarios se ubicaron en la calle Arenas para que los transeúntes puedan probar su sazón.
El albergue ubicado en la parroquia rural de La Merced recibió a unas 50 personas; pero, actualmente están 20 niños, 15 mujeres y nueve hombres. El objetivo es que las personas que dejaron su hogar puedan tener una fuente de ingresos, dice Renata Lasso, secretaría de Desarrollo Humano y Ambiente de la Prefectura de Pichincha. Ese fue el pedido que hicieron los damnificados ya que no quieren ser una carga, lo que buscan es tener una actividad económica mientras permanecen en las ciudades de acogida, explica Lasso.
Los afectados se han organizado en comisiones. Algunos salen a vender estos productos, otros se quedan cocinando para los demás y otros cuidan a los niños. Durante toda esta semana estuvieron vendiendo muchines y otros platillos de la Costa. Pero el pedido de todos sus clientes eran los encebollados.
Por eso, decidieron que este viernes ofrecerían ese plato, cuenta una de las refugiadas, quien prefirió mantener su nombre en reserva. En esta ocasión, pudo aplicar todos los conocimientos adquiridos en el restaurante en el que trabajaba en Manta hasta antes del terremoto.
Ella vivía junto con su familia en el barrio Cuba hasta que sus casas se cayeron, solo la refrigeradora se salvó en el sismo. Todos se movilizaron hasta el albergue de la Prefectura de Pichincha en Quito, pero han decidido volver el domingo a Manta.
Su temor es que al estar lejos de la zona del desastre no recibirán la ayuda que se está brindando a las víctimas ni constarán en el censo que se está realizando en esa provincia. Su anhelo es recibir la ayuda, por eso volverán a dormir en el patio donde permanecieron los días posteriores al sismo, antes de viajar a Quito.
Al igual que ella, varias de las personas en el albergue han decidido volver a sus hogares, dice Lasso. A las familias que decidan quedarse se las trasladará a otro albergue más central para que puedan movilizarse con mayor facilidad en la ciudad. También se les apoyará con sus emprendimientos y se analizará su situación.