Luego de la ampliación de 400 hectáreas en el área urbana de Riobamba, la actividad de la construcción experimentó un crecimiento durante el 2015. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Hace dos años, la construcción representaba casi la cuarta parte de la economía riobambeña. La actividad de tres grandes empresas de materiales constructivos y un gremio integrado por al menos 700 arquitectos, inversores y constructores, incidieron en ese crecimiento del sector.
La construcción superaba en el 2017 a las actividades de manufactura y comercio, que quedaron relegados al segundo y tercer lugar, respectivamente, según el Banco Central del Ecuador.
Sin embargo, la realidad actual es otra. Aunque no hay cifras actualizadas sobre el aporte económico de cada sector, los socios de la Cámara de la Construcción de Chimborazo sostienen que las cifras actuales han caído.
Desde noviembre del 2015 se han paralizado 12 proyectos de construcción, que contemplan edificios para departamentos y conjuntos habitacionales.
Según ellos, la aprobación de la Ley de Plusvalía, la recesión económica y la inestabilidad política que afectaron al país en los últimos años golpeó al sector y frenó en gran parte la inversión inmobiliaria.
Ellos también afirman que la normativa municipal que regula la altura de los edificios es otra razón por la cual hay proyectos inmobiliarios frenados. La empresa constructora de Jaime López, por ejemplo, tiene dos edificios a medio construir, por la norma municipal.
“El sector de la construcción, que hasta hace poco movía la economía de Riobamba, está complicado por la falta de visión en la planificación del Municipio y por la situación del país (…). Este año se siente más tranquilidad y tenemos mejores expectativas”, opina López, quien también es presidente de la Cámara de la Construcción de Chimborazo.
Edwin Cruz, director de la Unidad de Ordenamiento Territorial, explica que las razones técnicas por las que no se aprobaron esos proyectos de altura están basadas en un análisis de riesgos y en parámetros como la anchura de las vías y el tamaño de los lotes.
“No es que en Riobamba no se puedan construir edificios que superen los ocho pisos. Esos proyectos pueden hacerse cuando los lotes superen los 400 metros cuadrados, y haya la anchura de las vías necesaria. La prioridad es la seguridad”, afirma Cruz.
En esa oficina se aprobaron 841 proyectos de construcción en el primer trimestre de este año. Las viviendas y las edificaciones de hasta tres pisos son las más comunes en la ciudad.
Según Cruz, esa cifra es inferior a la de los tres primeros meses del 2015, aunque no precisó cuántos. En ese año se aprobaron proyectos de vivienda como Terra Nova y Acrópolis, situados al noreste de la ciudad, que generaron 200 empleos directos.
Ciudad Balboa es uno de los proyectos más grandes construidos desde el 2009. A pesar de que el predio de 34 hectáreas está considerado dentro de los límites cantonales de Guano, la mano de obra y los insumos se contrataron en Riobamba, por lo que se considera el proyecto inmobiliario más grande de la ciudad. Hasta el momento se han invertido USD 8 millones.
El plan contempla levantar 10 edificios de 10 pisos, cada uno, tener cuatro avenidas, una zona educativa y otra comercial, entre otros. Se ha avanzado en dos etapas con la venta de 400 lotes, en los cuales se han construido 20 casas.
William Buenaño, inversor y constructor del proyecto, cuenta que a partir del 2016 el negocio se frenó. “Muchos de nuestros clientes eran extranjeros que pensaban adquirir inmuebles para retornar en algún momento a su ciudad. La crisis económica, pero sobre todo la aprobación de la Ley de Plusvalías les hizo desistir”, cuenta Buenaño.
Para Cruz, el crecimiento del sector constructivo en el 2015 también se debió a que el Municipio habilitó 400 hectáreas de terreno urbano. Es decir, se implementaron servicios básicos y se realizaron obras de vialidad, por lo que también hubo nuevas edificaciones.
Ahora, la meta del Cabildo es condensar la ocupación de tierra en los espacios vacíos que aún tiene la ciudad, al menos un 35% de la zona urbana está vacía. “Eso se logrará mediante la aplicación del nuevo código urbano que pronto estará en vigencia. Estamos en un proceso de transición”, dice Cruz.
Apesar de la paralización de los últimos años, la construcción aún se considera un motor económico para la ciudad pues genera alrededor de 10 500 empleos directos.
La mayoría de plazas se concentra en Ecuacerámica, Tubasec y Unión Cementera Nacional, fábricas de materiales de construcción que distribuyen a todo el país.
Otro porcentaje de empleos está en el sector informal. No se conocen cifras exactas, pero el Cabildo calcula que 800 personas ofrecen servicios de albañilería y plomería.