El nevado Carihuairazo se queda sin sus glaciares

Pedro Vaca y Óscar Tixi, guardaparques del Ministerio del Ambiente, caminan por una zona donde antes había hielo. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Para llegar hasta el glaciar del Carihuairazo se recorren alrededor de 8 kilómetros desde el borde de un camino de tercer orden. Hace cinco años, los andinistas solo debían caminar 4 kilómetros para tocar el hielo sólido.
Ese nevado, situado en el flanco norte de la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo, perdió el 92% de su casquete glaciar entre 1956 y
el 2018.
El estudio fue realizado por Bolívar Cáceres, especialista en glaciares del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología. Según el investigador, este es un proceso que afecta a los volcanes y a los nevados de toda la cordillera de los Andes y del mundo. Pero en el país, el Carihuairazo y los Illinizas podrían ser los primeros en perder completamente el hielo sólido, que se formó tras 20 000 años de nevadas constantes.
“La pérdida de hielo en todos los nevados se debe a un retroceso glaciar, que es parte del proceso natural de fusión que se ha visto acelerado por el calentamiento global y la actividad humana”, dice Cáceres.
Según él, el Carihuairazo es más vulnerable a la pérdida de sus glaciares debido a tres razones: su altura, ubicación geográfica y a su tamaño.
“La cumbre del nevado está a 5 020 metros sobre el nivel del mar. La línea de equilibrio para la formación de glaciares está sobre los 5 120 metros, por eso no hay nevadas en el Carihuairazo que le permitan conservar sus glaciares”.
En las faldas del nevado se observan riachuelos y una gran cantidad de lagunas pequeñas que se formaron por los deshielos. Esa agua se capta para el uso doméstico y regadío de 46 comunidades que habitan en esa zona.
Alfonso Tixi, habitante de la comunidad Yatzaputzan, situada en el ingreso a la Reserva, cuenta que hace 20 años toda esa superficie, que hoy luce de un tono verde intenso, estaba cubierta por hielo glaciar.

“En los días más fríos, la nieve llegaba hasta cerca de la comunidad y llegar hasta el hielo era muy fácil”, cuenta Tixi.
La gente de ese pequeño poblado subsiste de la ganadería y la agricultura. Ellos no conocen las razones de los deshielos, pero temen que algún momento se termine el agua.
Javier Tingo, director del Ministerio del Ambiente en Chimborazo y especialista en cambio climático, piensa que el primer efecto del derretimiento de los glaciares será la pérdida paulatina de las vertientes hídricas de esa zona. “No hay un estudio que determine en qué tiempo ocurrirá eso, pero los pronósticos no son alentadores. Se estima que la temperatura global podría incrementarse entre 3 y 5 grados hasta finalizar este siglo”, dice el experto.
Cáceres concuerda con ese criterio. Explica que la velocidad del derretimiento dependerá de las condiciones climáticas de este año, pero estima que el glaciar podría derretirse totalmente entre cinco y seis años. En las comunidades de la Reserva habitan unas 6 000 personas. Ellas serán las primeras afectadas si el agua de las vertientes deja de fluir.
Además, allí nace el río Ambato y en su recorrido su caudal se utiliza para el regadío de más de un centenar de comunidades de Chimborazo, Tungurahua y Bolívar.
Las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático que ya se aplican en la zona incluyen un mecanismo de optimización de agua y una campaña para motivar la conservación ambiental.
La pérdida de glaciares también influye en el turismo. Los guardaparques del MAE incluso analizan nuevas rutas para ascender a la cumbre del Chimborazo, situado a 10 km del Carihuairazo, debido a que los deshielos podrían volver inseguras las rutas que actualmente se recomiendan.
“El ascenso al Carihuairazo es de dificultad media y los turistas eligen esa ruta por la facilidad de llegar al hielo”, dice Óscar Parra, un guía turístico.
Según él, la pérdida del glaciar también lo volvió menos atractivo para los turistas especializados, que disfrutan de la escalada en hielo.
“Aún no hay bajas en las reservas para esa ruta. Pero tememos que en el futuro no sea una opción para ese segmento de visitantes”, afirma Parra.
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