El volcán Sangay, ubicado en la provincia de Morona Santiago, registró una nueva emisión de ceniza este martes 15 de abril de 2025, a partir de las 17:00.
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Volcán Sangay emitió piroclásticos este martes
Según detectaron las imágenes satelitales y la agencia Washington VAAC, la nube de ceniza alcanzó una altura aproximada de 2 kilómetros.
Estas partículas se desplazan en dirección noroccidental, lo que podría ocasionar que caiga en sectores de la provincia de Chimborazo, indicó el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IG-EPN).
Las cámaras del ECU 911 captaron la emisión de material piroclástico desde el cráter del volcán, cerca de las 21:00. El fenómeno llamó la atención por el espectáculo visual que se creó.
La entidad mantiene un monitoreo continuo de la actividad volcánica. Este fenómeno es parte del proceso eruptivo que tiene el Sangay desde mayo de 2019.
Las autoridades recomendaron a la ciudadanía protegerse en caso de la caída de ceniza.
Si llueve, la alerta es mayor, debido a la posible caída de material acumulado en las laderas del volcán, que afectaría a los ríos cercanos.
Sangay emitió gas y ceniza hasta 1 200 metros, en las últimas 24 horas
El informe del Geofísico de este 14 de abril indicó que, en las últimas 24 horas, el Sangay presentó emisiones de gas y ceniza con alturas entre 400 y 1200 metros sobre el nivel del cráter.
El viento dirigió las emisiones hacia el suroeste y oeste-noroeste.
También se detectó una anomalía térmica mediante el sistema satelital Firms y se observaron episodios de incandescencia en el cráter.
No se registraron lluvias en la zona, pero el volcán permaneció entre parcialmente y completamente nublado, según el sistema de cámaras de vigilancia.
Volcán Sangay
El Sangay, uno de los volcanes más activos de Ecuador, se encuentra en la Cordillera Real, en la provincia de Morona Santiago, a unos 190 km al sur de Quito.
Con una altura de 5 230 metros sobre el nivel del mar, es conocido por su actividad eruptiva casi constante, caracterizada por emisiones de ceniza, gases y flujos de lava.
Su nombre, de origen kichwa, significa “temido” o “espantoso“. Desde el siglo XVI, se han documentado múltiples erupciones, siendo el actual periodo eruptivo, iniciado en 2019, uno de los más prolongados en las últimas décadas.
El volcán alberga una rica biodiversidad en sus faldas, pero su actividad representa un desafío para las comunidades cercanas, especialmente en provincias como Chimborazo y Cañar, donde la ceniza afecta la agricultura y la salud respiratoria.