Una pareja de extranjeros vende gelatinas en las calles, por falta de empleo adecuado. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Encontrar un puesto de trabajo formal en el cantón turístico Baños de Agua Santa, en Tungurahua, es casi imposible. Los propietarios de establecimientos de hospedaje, alimentos, operadores y de otras actividades turísticas comenzaron a dar por terminados los contratos ocasionales del personal de apoyo que firmaron entre julio y agosto de 2019, considerados como la temporada alta.
La ciudad recibió a 90 000 visitantes que llegaron por las vacaciones escolares de la Sierra y la Amazonía, y los turistas extranjeros que aprovechan la estación de verano en Estados Unidos y Europa, para conocer esta región ecuatoriana.
Al finalizar las vacaciones, en Baños comenzaron a disminuir las visitas, por lo que ya no es necesario contar con más personal de apoyo.
La Cámara de Turismo de Baños calcula que en los dos meses arribaron más de 60 000 turistas y en los tres días por el feriado del Primer Grito de Independencia fueron unas 30 000 personas.
Martín Dilon, integrante de la Cámara, dice que la mayoría de empresarios contrata entre dos y nueve personas por estos meses. Entre los servicios requeridos están los de camareros, saloneros, recepcionistas, guías y ayudantes.
Los jóvenes contratados provienen de Riobamba, Guayaquil, Quevedo y otras urbes. También hay extranjeros de Venezuela y Colombia.
Dilon tiene una hostería y trabaja con cuatro personas de planta, pero contrata de seis a ocho más de manera eventual, por los dos meses de vacaciones o cuando tiene eventos.
En este restaurante de la ciudad se contrató a dos personas nuevas como saloneras. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
“La ciudad acoge trabajadores de todas partes. Hay una parte del sector turístico que cumple con todas las obligaciones de ley, pero otros no”.
Datos de la Dirección de Turismo indican que en Baños hay 6 500 plazas para hospedaje, repartidas en 189 establecimientos entre hoteles, hostales y hosterías. Desde este mes, en cada lugar dejan de laborar entre dos y cinco personas.
Los propietarios de 205 establecimientos de alimentos y bebidas, restaurantes, cafeterías, discotecas tampoco requieren de más personal.
Algo parecido sucede con las 75 operadoras turísticas que ofrecen deportes de aventura, como rafting, canyoning y otras actividades recreativas, que se encuentran a lo largo de la vía Baños-Puyo.
Giselle Barón trabaja como recepcionista de un hotel, ubicado a dos cuadras de la Basílica de la Virgen de Baños. La venezolana, de 37 años, contó que en el primer mes fue difícil encontrar un empleo en el que le pagaran el sueldo básico.
La desesperación por conseguir dinero la obligó a emplearse como enganchadora o promotora. Esta modalidad de trabajo informal comenzó a proliferar desde el 2018, por la falta de oportunidades en los negocios formales.
Ella y otros jóvenes extranjeros y nacionales esperaban a que los turistas se bajaran de los buses para tratar de convencerlos de los servicios que ofrecían en un hotel, un restaurante y operadores turísticos.
Caminaba junto a ellos y les indicaba las promociones que ofrecían. Al día lograba de USD 10 a 40, dependiendo del número de clientes que colocaba en cada sitio. Pero el enfrentamiento de dos grupos de enganchadores, en julio, provocó que las autoridades controlaran esta modalidad.
“Hay bastante competencia por un empleo en la ciudad. Hace tres meses conseguí este puesto de recepcionista y espero que no me despida mi empleador”, indicó Barón.
El guayaquileño Christopher Poveda fue contratado en julio como trabajador ocasional, en uno de los spa-restaurante de la ciudad. Limpia las piscinas, lava platos, recoge los pedidos en el restaurante, entre otras ocupaciones.
Por cada mes de trabajo dijo que recibió USD 300. Su empleador lo hacía ingresar tarde o lo enviaba temprano a casa. “No sé qué voy a hacer. En mi ciudad no hay muchas oportunidades para laborar”, aseguró Poveda.
En las oficinas de las operadoras turísticas hay poco movimiento de turistas, sobre todo entre lunes y miércoles. Los trabajadores se encargan de limpiar las bicicletas, botes, remos o guardar los trajes.
En Baños hay 30 guías certificados por parte del Ministerio de Turismo, y otros 70 en proceso. Ellos llevan a los turistas al río Pastaza, a los puentes Río Blanco y San Francisco, a la parroquia Ulba o a la Ruta de las Cascadas de la vía Baños-Puyo.
Milton Guevara es propietario de Kai Explorer. Él da trabajo formal a cuatro personas, pero en agosto contrató a ocho para las actividades de rafting, canyoning, bicicleta y recorridos por la selva de Pastaza.
Los jóvenes contratados ganaron entre USD 30 y 40, por día en temporada alta; en otros casos obtuvieron ese valor entre el viernes y fin de semana, pero cuando es época baja reciben ese pago por una semana.