Si la prevención y las medidas para enfrentar los efectos del fenómeno de El Niño no se ejecutan desde ahora, en lo posterior tendremos problemas más graves que la destrucción: escasez y carestía de alimentos.
Una de esas medidas es guardar o almacenar alimentos, lo que más se pueda. También se puede potenciar el consumo de otros productos, que no vayan a ser afectados.
Esta semana, la FAO anunció que los cultivos de Latinoamérica y el Caribe son los más vulnerables a los daños que provocaría El Niño.
Los expertos han dicho que el fenómeno climático está en desarrollo y las probabilidades son de más del 70%. Los pronósticos dicen que llegaría en septiembre del 2014 y se prolongaría hacia el año 2015.
En el tercer trimestre del año, en Ecuador estamos en plena cosecha de arroz y maíz de verano en la Costa, la zona más propensa a las inundaciones. En la Sierra se recogen los tubérculos (papa) y cereales. En cambio, a finales del año y principios del 2015 es la época de siembras.
Si El Niño nos sorprende nos enfrentaremos a la escasez de ese grupo de productos, que son imprescindibles en la alimentación de los ecuatorianos. Pero, además, lo poco que exista costará demasiado y la población de bajos recursos no podrá comprar.
El arroz es el producto de mayor consumo y Ecuador tiene una importante producción, hasta para exportar.
En los últimos cinco años, las autoridades del sector agrícola aplicaron la política de tener una reserva estratégica de arroz, para evitar la caída y aumento del precio de este producto y así no perjudicar a los agricultores y a los consumidores. Esa medida ha funcionado y nos sirve para las épocas malas que se pronostican.
En el maíz, que sirve para elaborar el balanceado para el sector avícola, no hay reservas. Recién este año vamos a cubrir la demanda nacional, Y este es el momento para apoyar al maicero a subir su producción de verano y contar con algo más del cereal.