Las espigas del trigo vuelven a tornar doradas las parcelas de la región Andina del Ecuador. A escala nacional, el año anterior se sembraron 6 880 hectáreas (ha). Eso permitió una cosecha de 14 647 toneladas, según datos del INEC.
El resultado es el más alto que ha alcanzado el país desde el 2002.
Carchi, con 2 976 ha, lidera la producción entre 10 provincias que han apostado nuevamente por el cultivo de este cereal andino. Le siguen Chimborazo (1 631) y Bolívar (1 119).
Para los agricultores carchenses, el trigo y la cebada son sembríos que están de vuelta en los predios.
Ese impulso llegó de la mano del interés que han demostrado las industrias productoras de harina y de cerveza.
Luis Jurado, director del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en Carchi, asegura que en la década de 1970 los cultivos de esos dos cereales cubrían prácticamente toda el área agrícola de esta localidad fronteriza.
Como evidencia de ese auge quedan silos, como los que hay en el cantón Montúfar, que construyó el MAG para almacenar las cosechas.
Sin embargo, la producción local del trigo sufrió un revés a causa de las importaciones y la migración a otros productos. En el caso del Carchi, eso provocó que los agricultores reemplazaran con sembríos de papa los terrenos que antes se destinaban al trigo y la cebada.
Aun así, la inestabilidad de precios que enfrenta el tubérculo les está obligando a buscar nuevamente alternativas que sean más rentables.
Una de esas es la producción de trigo, cuyo precio oficial por quintal del producto, de primera calidad, alcanza USD 22. Es un costo establecido por el MAG en mesas de trabajo.
El consumo de trigo en Ecuador supera las 450 000 toneladas al año. De ese total, el país importa el 98% para cubrir la demanda, de acuerdo con cifras del Banco Central. Canadá, Chile y Argentina están entre las naciones proveedoras.
Desde la última década se ha visto un mayor interés de las autoridades y de los empresarios por fomentar su cultivo y reducir la importación.
Dentro de esa dinámica, el MAG ha estado entregando insumos y semillas certificadas, de las variedades Iniap Imbabura e Iniap Vivar, en provincias que muestran potencial.
La última es un tipo de gramínea que se encuentra categorizada como trigo blando.
Según los técnicos, es ideal para la elaboración de harinas de galletería y repostería en general. Y, por eso, es preferida por la industria molinera.
Jurado resalta las iniciativas de empresas que están captando la producción local.
Eso está motivando a los campesinos, comenta. Una de esas firmas es Moderna Alimentos, dedicada a la elaboración de harinas para panificadoras. Mediante su programa Cultiva, que comenzó en el 2010, ha establecido acuerdos para comprar directamente las cosechas a los productores.
Los funcionarios de esta firma informaron que el mes anterior se inició la adquisición de trigo nacional 2021.
Este año, se proyecta comprar 2 690 toneladas. El programa Cultiva ha beneficiado a 572 familias, más de 2 000 personas de la Sierra Norte y Sierra Centro del país. Uno de ellos es Vinicio Moreno, campesino de San Gabriel, Carchi.
Este agricultor siembra al año 200 ha de trigo. Está vinculado a la harinera desde hace ocho años. Lo que más le atrae es que le proveen de semilla, ofrecen un precio justo y compra segura para su cosecha.
Con ello evita a los intermediarios, que ofrecen máximo entre USD 16 y 17 por el quintal de trigo de primera calidad.
Moreno reconoce que ha tenido que mejorar las técnicas agrícolas para obtener un buen producto. Eso evita la penalización por cosechar el cereal de menor calidad, que reduce el precio en el mercado.
Cada año, Moderna Alimentos invierte alrededor de USD 470 000 para apoyar a los agricultores interesados en producir trigo nacional. La firma está vinculada a 124 pequeños productores, 15 agricultores industriales y 8 asociaciones de agricultores del país.
Este auge de producción del cereal también está contribuyendo a impulsar la organización de los campesinos.
Carchi tiene la mayor área de cultivo de trigo en comparación con otras provincias. Sin embargo, hace 15 años no constaba ni entre las estadísticas de producción de este alimento.
Todo lo contrario sucede con provincias como Chimborazo, Bolívar y Pichincha; que no han dejado de producir el cereal, pero no han despuntado como hoy ocurre con Carchi.
Una de la razones son las condiciones del suelo y del clima. Incluso, se considera que hay zonas netamente trigueras, como la parroquia San Isidro, en el cantón Espejo, asegura Jurado. Ahí, se puede además aprovechar la infraestructura que existe, como los silos.