La mujer estaba vestida de blanco y tenía un cartel en el que expresaba que la superautopista Santo Domingo–Quevedo debe hacerse fuera de la ciudad. Carmen Loor vive, desde hace 10 años, en el kilómetro 4 de la vía Santo Domingo-Quevedo.
500 personas, entre ellas Loor, acudieron a la socialización del proyecto de la superautopista. El proyecto tendrá un anillo vial de 10 carriles, que mide 22,3 kilómetros, nueve intercambiadores de tráfico con pasos viales y una vía de seis carriles que unirá a Quevedo con Santo Domingo.
Según los estudios de la consultora Cieper, que contrató el Gobierno para realizar el proyecto vial, se expropiarán seis hectáreas que comprenden 750 predios. Uno de ellos es el de Loor. “Los técnicos dicen que la cantidad de hectáreas es mínima, pero mi casa es el único patrimonio que le dejaré a mis hijos”. Fidel Castro, técnico de Cieper, aseguró que de los 750 predios solo se afectará a 506 inmuebles. “El resto (244) son propiedades agrícolas, donde más que cultivos hay pasto”.
El sector más afectado será El Marques, en la vía Santo Domingo–Quevedo. Allí se expropiarán 4,88 hectáreas en las que hay viviendas y negocios como ferreterías, mecánicas, abarroterías, farmacias, entre otras.
El representante de los moradores afectados, Nelson Terán, afirmó que en los estudios se consideró la zona del antiguo baipás, que está dentro de la ciudad, pero Santo Domingo se expandió y los técnicos de Cieper no tuvieron en cuenta ese detalle.
Castro dijo que la información se recolectó puerta a puerta para constatar las viviendas que podrían ser perjudicadas. “Nos basamos en los parámetros técnicos para realizar el estudio”.
Sin embargo, los perjudicados contrataron a la consultora Rodrigo Torres para que realice un estudio del anillo vial.
El costo fue de USD 1 500, pero al momento han pagado USD 500. “Hemos recolectado el dinero porque pensamos que es una inversión para Santo Domingo conocer otra opción técnica”.
Según los datos del estudio, el 60% de la zona urbana está afuera del actual baipás, que mide 3 030 hectáreas. Los perjudicados proponen que en el proyecto se incluya un carril solo para motocicletas y una ciclovía permanente para que las bicicletas y triciclos puedan circular de forma segura.
Esa es una de las preocupaciones de Loor. “Si luego de la expropiación me queda terreno, tendré que vivir cerca de una carretera rápida donde el ruido sería terrible y los accidentes también”.