En el barrio Santa Marianita, del cantón Guano, en Chimborazo, 30 familias cerraron las letrinas y clausuraron los pozos sépticos. Los reemplazaron por los innovadores baños secos o inodoros ecológicos. Este sistema de inodoro ecológico es para sectores que carecen de alcantarillado.
El proyecto se puso en práctica a mediados del 2010 con el apoyo de la fundación Ecosur y el financiamiento de la organización alemana Deswos. La inversión fue de USD 28 000.
Según los técnicos de Ecosur, este sistema se basa en el principio del reciclaje. Esto es así porque procesa los desechos humanos para transformarlos en abono para la agricultura orgánica.
Para conseguirlo, estos residuos se acumulan en un envase plástico con pequeñas perforaciones que se encuentra en la cámara interior del inodoro. La tapa es una placa metálica que está situada estratégicamente, a un costado, para calentarse con el sol. Esta genera temperaturas de hasta 60 grados centígrados.
“Este calor poco a poco deshidrata las heces hasta dejarlas secas y volverlas abono. Es como un horno”, dice Paúl Moreno, director de la fundación Ecosur Ecuador con sede en Riobamba. Este proceso, añade Moreno, evita que haya malos olores y la proliferación de moscas y de roedores. Los gases de esta descomposición se eliminan hacia el exterior por una especie de chimenea.
Moreno explica que el diseño de este inodoro ecológico permite mantener separada la orina de las heces. “Lo sólido se recolecta en el recipiente plástico y el líquido corre por una manguera conectada al inodoro o tasa de plástico. La separación reduce, en gran medida, la contaminación del agua subterránea”.
El baño ocupa un área de cuatro metros cuadrados. Las paredes están construidas con paneles prefabricados de hormigón y techo de teja. El pozo, de 1,70 metros de profundidad y uno de ancho, está cubierto con bloque.
Si hay el escape de líquidos estos son retenidos en el fondo del hueco que está relleno con 15 centímetros de piedra pómez. Eso impide que ocurra la filtración de los residuos.
Además, el inodoro está instalado sobre una losa con 5 centímetros de espesor. Todos los desperdicios se acumulan en una cubeta plástica. Después de seis meses, el cubo se llena con el abono orgánico y tendrá que ser vaciado.
El costo de cada unidad es de USD 950. Pero la fundación los entregó en USD 90. “La idea no es obsequiarlos. La gente aporta con mínimas cuotas mensuales. Con eso queremos conseguir que cuiden sus inodoros para no contaminar el entorno”, dice Moreno.
Mariana Yumiseba, de 65 años, y sus cuatro familiares utilizan el inodoro desde el año pasado. “Lo más importante es que no hay moscas como ocurría con los pozos sépticos. Tampoco hay malos olores. Todo es más aseado. No me arrepiento de haber botado la letrina. Los técnicos me ayudaron en todo este trabajo”.
Una vía de tierra y piedra cruza el barrio Santa Marianita, en una zona margina a 3 kilómetros del centro del cantón Guano. El pueblo es de casas dispersas y una cancha central. Allí reside también Miriam Enríquez, de 28 años y parte del proyecto.
“Antes hacíamos nuestras necesidades a campo abierto. Pero ahora las cosas cambiaron para bien y sabemos que con el proyecto ayudamos a cuidar nuestro ambiente”, comenta Enríquez.
Los inodoros ecológicos cuentan también con una ducha. Cada familia beneficiada pagó USD 15 durante seis meses.
Pablo Narváez, presidente del barrio Santa Marianita, explica que por la posición geográfica del sector, en la zona alta de Guano, no se pudo construir un sistema de alcantarillado sanitario. “Nos enteramos del trabajo de la fundación Ecosur y los contactamos. Al inicio la gente no creía en el proyecto, pero ahora su uso se ha vuelto normal para 30 de las 40 familias que aquí residen”.
Karina Maldonado, dirigente barrial, menciona que el 80% de las personas que habitan en ese sector vive de la agricultura y obtienen ingresos mensuales que varían entre USD 180 y 200. “La mayoría recibe el bono de la solidaridad y otros trabajan como jornaleros en las proximidades”.
En zonas marginales
En Guano, Chimborazo, se edificaron 30 baños secos o inodoros ecológicos y una cantidad similar en Chambo. El próximo año se construirán otros 300.
Los vecinos del barrio Santa Marianita no cuentan con agua potable ni alcantarillado. Se proveen del líquido con los tanqueros para preparar los alimentos y para el aseo personal.
El funcionamiento de los inodoros ecológicos no requiere agua. Por eso no hay desperdicio ni contaminación ambiental. Este proyecto también se puso en práctica en zonas pobres de El Salvador y de Haití. En ambos países se instalaron 470 inodoros.