De mendigos a pequeños emprendedores. 20 familias dejaron de pedir dinero en las calles de Riobamba, Guano y Pallatanga (Chimborazo) y se pusieron sus propios negocios.
En este último cantón, los hijos de Mercedes Cajilema dejaron de acudir al centro de la ciudad, porque desde hace siete meses ella tiene un criadero de pollos.
Los seis dólares semanales que ganaban en un pequeño huerto de hortalizas no alcanzaban para mantener a los 11 miembros de esta familia, por lo cual mendigaban en la ciudad.
Ellos viven en una casa que no mide más de 30 m2 en la periferia del cantón chimboracense. En el patio trasero instalaron el criadero en marzo pasado. Cajilema utilizó lonas, mallas metálicas y madera. En el corral hay 25 pollos, que compró con los USD 120 que recibió del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), para su emprendimiento, bajo el programa Micro emprende.
Además de recuperar la inversión inicial, ella gana USD 25 por cada camada de pollos en pie que vende en las tercenas locales. Lo hace cada tres meses. Además, sigue con su huerto.
Antes de comercializarlos, los técnicos de la empresa proveedora de los animales y los insumos le capacitaron en el aseo del corral, la alimentación, las dosis de vacunas y el tiempo adecuado de crianza.
Cajilema y las otras 19 personas dejaron de estar en la lista de la extrema pobreza, cuando fueron integradas a la segunda etapa del proyecto de micro emprendimientos que impulsa el MIES, desde el año pasado.
La primera etapa consistió en identificar a las personas que mendigaban en los cantones de Chimborazo. Durante tres meses, un equipo integrado por una trabajadora social y un técnico se dedicaron a motivar a la gente para que dejara la mendicidad.
Gerardo Chacón, director del MIES en Chimborazo, explica que los negocios no son al azar. “La ayuda la reciben únicamente quienes fueron identificados por los especialistas, aceptaron los procesos de ayuda y demostraron deseos de superación. Es un premio al esfuerzo”, aclara Chacón.
El programa Micro emprende consiste en premiar la iniciativa de personas que presentaron sus ideas productivas y sustentables con un “capital semilla” (dinero que debe crecer junto al emprendimiento), para iniciar el negocio.
Los técnicos les capacitaron de acuerdo con sus talentos. Los emprendedores pueden optar entre actividades manuales, la preparación de alimentos y crianza de especies menores. Asimismo, reciben información sobre cómo administrar el dinero para reinvertir en el emprendimiento.
Lida Sánchez escogió la preparación de alimentos por su buena sazón en la cocina. Cuando la técnica Amparito Olivo la localizó, Lida tenía 17 años y acababa de dar a luz a su hija Myriam. El padre de la niña las abandonó y vive con su madre Carmen, quien tiene una discapacidad, la cual le impide trabajar. También sostiene a su padre José, de 80 años, quien no puede cultivar el huerto de hortalizas que les daba de comer.
Ahora cumplió 18 años y es propietaria de un puesto de pinchos y de carne asada. Para iniciar el negocio, hace casi 10 meses, pidió USD 100. Con ellos financió la compra de un brasero, una olla, cuchillos e instrumentos para preparar estos productos y expenderlos en la feria del fréjol.
“Ya tengo dinero para comprarle ropa y comida a mi hija, antes no tenía nada. Me propuse esforzarme y ahorrar para tener mi propio restaurante”, cuenta Sánchez.
A pesar de que los negocios de especies menores como pollos, cerdos y cuyes son los más solicitados, también hay propuestas de adornos, decoraciones para el hogar, entre otras manualidades y puestos de comidas rápidas.
En Pallatanga, una de las más entusiastas es Martha Ll., de 14 años, la más joven del grupo. Ella trabaja para mantener su hogar, donde vive con su madre Mercedes y su hermana Margarita. Ambas tienen discapacidades intelectuales y no pueden trabajar.
Mientras sus compañeros del colegio van a jugar, ella llega a tiempo a su casa para alimentar y limpiar a Porky, un cerdo que compró con los USD 100 que recibió para empezar su negocio.
Sin embargo, sus tareas no la agobian. Está entusiasmada con la idea de ser una gran empresaria algún día. “Espero ganar más dinero con este puerquito, para comprar dos la siguiente vez y hacer más grande mi negocio”.
Los detalles del fondo
En Chimborazo, en lo que va del año, 100 personas que se dedicaban a la mendicidad fueron abordadas por los técnicos del Ministerio de Inclusión.
De los 20 emprendimientos que hay en Chimborazo, 10 están en Pallatanga, seis en Guano y cuatro en Riobamba.
Para acceder al fondo para microempresarios, los beneficiaros tuvieron que pasar por un proceso de rescate que incluyó varias capacitaciones, compromisos de responsabilidad y contraparte del proyecto.
Este proceso les tomó cerca de un año. El dinero se entrega únicamente cuando los emprendedores garanticen que se invertirá en el negocio.
509 352 habitantes tiene Chimborazo. El 52,1% es mujer y 47,9% corresponde a los hombres, de acuerdo con el MIES.
75 346 personas viven en situación de pobreza. De ellos, la mayor cantidad está concentrada en Riobamba, Colta y Alausí.
21 689 pobladores de Riobamba viven en situación de pobreza. En Guano, 9 458; y en Pallatanga, 2 472, según el MIES.