En Ecuador, 239 contagiados se encuentran en cuidados intensivos

Los trabajadores médicos conversan en la entrada de la unidad de cuidados intensivos del hospital IESS Carlos Andrade Marín en Quito, el 17 de junio de 2020. Foto: AFP

Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) normalmente acogen a pacientes que requieren monitoreo médico continuo y ayuda respiratoria complementaria, por ejemplo, quienes fueron operados del corazón o salieron de neurocirugía. Pero hoy las necesitan principalmente los contagiados con covid-19 que desarrollan síntomas graves.
Hasta ayer 17 de junio del 2020, en Ecuador, de los 26 513 casos activos o que aún tienen el virus, 239 estaban internados en una casa de salud con pronóstico reservado, es decir, su condición era delicada. Representan el 0,9% del total de los registrados. El resto estaba estable, dentro o fuera de un hospital (con síntomas moderados o leves).
Estas cifras coinciden con las registradas en el mundo. Menos del 5% de los infectados desarrollan problemas graves.
Pese a ello, las camas de las UCI de hospitales de Quito escasean en estos días. “Al ingresar a ellas, el porcentaje de mortalidad por este coronavirus está entre el 25 al 62%, según estudios internacionales y se debe, entre otros aspectos, a la falta de talento humano, que atienda la demanda”.
Eso indica Cristian Cevallos, quien preside la Sociedad Ecuatoriana de Cuidados Intensivos, fundada en 1982.
Pero el intensivista aclara: “más allá de la pandemia, en general la mortalidad en estas salas no es tan alta como se cree. Dos de cada 10 pacientes que ingresan fallecen”.
¿Cuántas UCI necesita un país? Cevallos dice que el 10% de las camas de un hospital debería ser para cuidados críticos. La dificultad está en equiparlas, pues esto se lleva de 20 a 30% de los presupuestos.
El Hospital Luis Vernaza, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, es de los que más camas en UCI tiene en el país: 73 de un total de 838. En Quito, el Pablo Arturo Suárez, centinela (que concentra casos de covid-19) pasó de siete a 37 camas en terapia intensiva por esta emergencia. El Quito Sur, del Seguro Social, otro centinela, cuenta con 54 de 370.
Una sala de cuidados intensivos requiere equipos de alta tecnología: un monitor, aparato de fibrilación, succionador; coche de cardiorreanimación y ventiladores, cuyo precio puede superar los USD 30 000.
Hasta el 2018 -última cifra publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)- había 371 de áreas de este tipo, con 1 183 camas. Es decir, 19 más de lo reportado en el 2016, en donde hubo 352, con 857 camas en toda la red, que incluye no solo del Ministerio, IESS, Issfa, Isspol y privadas.
Actualmente, según la Cartera de Salud, en el país hay 399 camas en terapia intensiva, para pacientes con covid-19. Y 84, para otras enfermedades que requieren cuidados críticos en centros del MSP. Además, se cuenta con 665 ventiladores.
En un análisis realizado por la revista científica Critical Care Medicine, recogido por Forbes, se anota que por cada 100 000 habitantes un país debe tener por lo menos 10 camas de UCI. Lo mínimo aceptable son seis puestos.
EE.UU. encabeza con 34,7; mientras que en Ecuador se llega a 2,2.
El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, dijo que el tiempo de ocupación de estas camas son una dificultad para el sistema. En promedio se pasan al menos 15 días ahí.
Al respecto, el Presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Cuidados Intensivos comentó que el promedio de estancia por síndrome de distrés respiratorio agudo, que es lo que provoca el covid-19, incide en la recuperación. En Boston, comentó Cristian Cevallos, llegan a 15 días y por ello el nivel de mortalidad es del 61%.
En hospitales de Quito han tenido que movilizar a quienes evolucionan mejor hasta las carpas hospitalarias, en los exteriores, para liberar espacios para casos más graves.
“Damos altas masivas a quienes se encuentran ya estables, para que otros tengan una toma de oxígeno”, indicó Francisco Mora, coordinador de vigilancia epidemiológica e infectología del IESS-Quito Sur.
Alberto Campodónico es internista de la Clínica Kennedy, de Guayaquil. Entre las decenas de casos atendidos recuerda a un hombre de 58 años que desarrolló neumonía. La enfermedad no cesaba, por lo que fue intubado. Pasó 15 días en terapia intensiva. En ese tiempo, los músculos empiezan a atrofiarse y pierden su volumen. Incluso se pierde la habilidad para hablar.
Ese hombre bajó 10 kilos, pero logró salir.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que por cada seis camas debe haber de modo permanente: un intensivista, dos enfermeras y de tres a cuatro asistentes.
En Ecuador se registraron 501 especialistas hasta el 2018. Ellos, todo el tiempo miden el estado de salud: presión arterial, frecuencia cardíaca, temperatura, presión intracraneana e intraadbominal, volumen urinario, entre otros.
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