Un producto básico de la dieta de los brasileños es la carne de pollo y de res. Los países frenaron sus compras. Foto: Antonio Lacerda / EFE
Hong Kong se sumó ayer, 21 de marzo, al bloqueo de carnes de Brasil, que perdió su principal mercado de cortes bovinos pese a sus esfuerzos para frenar la crisis mundial desatada por sospechas de adulteración de alimentos de origen animal.
La decisión de Hong Kong se suma a la de China, segundo cliente de carnes vacunas y de pollo, y a la de Chile. Las compras de esos tres países representaron en 2016 un 40% (USD 1 717 millones) de las exportaciones de carne bovina del gigante sudamericano.
En carne de pollo, los envíos a China y Hong Kong representaron el 20% (USD 1 267 millones) del total, según el ministerio brasileño de Desarrollo y Comercio Exterior.
La Unión Europea (UE) impuso por su lado restricciones, en tanto que Rusia y Corea del Sur reforzaron sus controles.
En caso de Ecuador, según el Ministerio de Comercio Exterior, Ecuador no ha importado el año pasado ni este año “carne faenada desde Brasil”.
La autoridad de seguridad alimentaria (CFS) de Hong Kong anunció la suspensión inmediata de importaciones de carne bovina y de pollo, “en nombre de la prudencia”.
La denuncia policial que reveló el supuesto uso de ácidos y la adulteración de etiquetas para maquillar cortes vencidos golpea a Brasil, el mayor exportador de carne bovina y aviar en el mundo, y a dos de los gigantes del sector, los frigoríficos JBS y BRF. Pero también extendió una sombra de dudas sobre uno de los alimentos centrales de la dieta brasileña.
El escándalo amenaza, además, los esfuerzos del país para salir de más de dos años de recesión y se suma a la crisis de credibilidad provocada por la Operación Lava Jato, sobre gigantescos desvíos de dinero público de la estatal Petrobras hacia la política.
El presidente Michel Temer subrayó ayer que el escándalo sobre la carne se trata de un problema puntual, que no debe hacerse extensivo a una industria que emplea a seis millones de personas y que el año pasado facturó más de USD 13 000 millones.
Temer dijo que de los más de 4 300 frigoríficos que operan en Brasil, hay solo 21 involucrados en los presuntos fraudes y que de los 860 000 lotes de carne comercializados en los últimos seis meses apenas 184 fueron cuestionados.