Dolor en el sepelio de Norman Cevallos
Roxana Cazco. Corresp. Madrid
Unas 300 personas asistieron la tarde de ayer al entierro de Norman Rodrigo Cevallos Yánez en el cementerio de San Lorenzo, en el sur de Madrid.
El joven ecuatoriano-español, asesinado el pasado domingo al salir de una discoteca, era muy querido. Lo cuentan sus jefes y compañeros de la Brigada de Caballería Castillejos II de Zaragoza, sus amigos del barrio Marqués de Vadillo con quienes jugaba fútbol en el parque Comillas y sus compañeros del Instituto Renacimiento, donde estudió parte de la secundaria.
Su familia está destrozada. Estefanía, la hermana de 19 años que le vio morir en plena calle, apenas puede sostenerse en pie. La voz de Rodrigo Cevallos, el padre, se ha convertido en un lamento. De rato en rato atina a decir “Mijo, espérame, que ya voy”. Completan el panorama desolador Cecilia, la madre, y la hermana menor, Nicole, de 12 años. El féretro fue enterrado con una bandera española, símbolo del país al que servía.
También estuvo presente Vanesa, la novia del soldado y madre de la pequeña Naraya, que con apenas 16 días se ha quedado sin progenitor.
La familia Cevallos-Yánez llegó desde Quito hace 11 años y se asentó en Marqués de Vadillo hasta hoy. Norman tenía 10 años, por ello acuñó un número grande de buenas y antiguas amistades.
En el Ejército también se ganó el cariño de todos. Un numeroso grupo de la Brigada Castillejos II acudió al acto fúnebre. Con el rostro desencajado y gafas de sol para cubrir las lágrimas sus compañeros le dieron el último adiós.
Su jefe, el sargento Nicolás Lozana, se deshace en halagos hacia Norman, “era un soldado disciplinado, las tareas encomendadas las cumplía pronto y bien. Vamos, un buen chaval”. Destaca que nunca dio problema y le sorprende que la Policía hubiera informado que el joven tenía antecedentes. “En el Ejército no puedes ingresar si tienes antecedentes. Además Norman eran un chico muy tranquilo”, remata.
Rodrigo Cevallos está muy dolido por esta información difundida en los medios. Y advierte que si no rectifican iniciará acciones legales. Lo que está claro es que el compatriota no tenía antecedentes penales, de lo contrario no podría haber ingresado al Ejército