En Chillogallo, sur de Quito, dirigentes se encargaron de pintar marcas en las aceras para que se mantenga la distancia segura. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Los dirigentes de cinco de las 32 parroquias urbanas de Quito, donde los casos de covid-19 son más numerosos, están más activos que nunca.
Unos hacen campañas de prevención puerta a puerta o con perifoneo, otros distribuyen kits de alimentos a familias vulnerables, hay quienes se encargan de desinfectar las calles o de dar charlas por videoconferencia. No hay pausa.
Las cifras más recientes publicadas por el COE provincial mantienen a Chillogallo, Guamaní, Belisario Quevedo, Centro Histórico y La Magdalena como las cinco parroquias con el mayor número de contagios, pese al esfuerzo comunitario.
Eso no sorprende a Erika Bedón, antropóloga de la Flacso, debido a que los casos de covid-19 están muy relacionados con la pobreza, el comercio informal y, sobre todo, con la dinámica en el espacio público. Los cinco sectores mencionados tienen estos problemas.
Para frenar la enfermedad en esos puntos del sur y centro, el Municipio activó la campaña Quito sale seguro desde el 2 de junio, para concienciar sobre el uso de mascarilla, lavado de manos y distanciamiento social) e invitar a la gente a no comprar ni consumir alimentos en la calle, apunta César Díaz, secretario de Seguridad y Gobernabilidad.
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Esta iniciativa se replicará, en principio, en las parroquias urbanas con mayor índice de contagios y siempre considerando el comportamiento de la curva de crecimiento del virus. Para hoy, 11 de junio del 2020, se prevé ir a Calderón; antes estuvo en Belisario Quevedo y Chillogallo.
La dirigencia barrial también activa sus iniciativas “gracias al fuerte tejido social que hay en el sur”. La frase es de Wilian Basantes, coordinador de la Federación de Barrios de Quito y presidente de San Gregorio, parroquia Chillogallo.
Reconoce que el trabajo es fuerte, ya que no todos los presidentes de los 68 barrios que conforman Chillogallo están activos. El 70% son adultos mayores y no pueden salir de casa. Los pocos que sí lo hacen lideran varias acciones.
La actividad más importante en esa parroquia es el trabajo para tener los kits de alimentos del Ministerio de Inclusión Social y del Patronato San José. Solo Basantes logró gestionar 500 raciones para barrios como Los Andes, San Gregorio, San Mateo, Santa Rosa, Quito Occidental, entre otros.
También se hace gestión para la desinfección, el lavado de las calles y la pintura de las señales de distanciamiento social pintar en las veredas. Se suman las capacitaciones con expertos a través de recursos virtuales y el perifoneo.
Lo mismo se hace en la parroquia de Guamaní, que aglutina a 167 barrios. Osvaldo Quito, coordinador del sector y presidente de Turubamba de Monjas B, recuerda que esta zona es una de las más grandes de la capital y los casos se han multiplicado por la proliferación del comercio informal.
Por eso, una de sus principales gestiones es solicitar a las autoridades municipales “una verdadera planificación de vendedores ambulantes, que los legalicen o reubiquen”. Esto último podría ser en la Plazoleta de Guamaní, donde se realizaban las ferias libres.
Mientras eso ocurre, el dirigente Quito sugirió al resto de líderes barriales que conversen con los informales y les inviten a organizarse porque “solo así podrán ser escuchados”. Ese acercamiento es de persona a persona en los puntos más congestionados: Tránsito, Nueva Aurora, Camal Metropolitano, entre otros.
A inicios de mayo, los dirigentes de la Comuna Santa Clara de San Millán pidieron al Municipio que la declare en emergencia por el alarmante incremento de contagios en la parroquia donde se asienta: Belisario Quevedo. La idea era que la población reciba permanentemente donaciones de alimentos y sanitización.
Gonzalo Tumipamba es el presidente y cuenta que en su zona hay unas 15 000 personas. Las medidas dieron un respiro, tanto así que del primer lugar del ‘ranking’ de parroquias con casos positivos de covid-19 bajó al tercer puesto.
Pero no se descuidan y desde el martes 10 de junio retomaron las caravanas de motivación a través de perifoneo para decir a los vecinos que use mascarilla, mantengan el distanciamiento y eviten salir de casa.
El Centro Histórico es otro punto donde el virus tiene luz verde. Pablo Buitrón, coordinador general de la Defensa del Centro Histórico, mencionó que la parroquia aglutina 14 barrios y el número de casos positivos ha sido alto desde el inicio de esta pandemia.
A través de 10 chats comunitarios mantienen informada a la comunidad. Sin embargo, explica que su fuerte es impulsar reuniones y charlas con especialistas para, por ejemplo, saber sobre la implementación de las medidas de seguridad para residentes y negocios.
Otro sector golpeado por la pandemia es La Magdalena. Su dirigencia, liderada por Gladys Ordóñez, se ha dedicado a difundir, de puerta en puerta, información sobre el buen uso de la mascarilla y a pedir a la gente que no escupa en la calle. Además, denuncia el mal uso de los espacios públicos.
Considera que su uso irracional “es lo que dispara los contagios”. Por eso pide a la vecindad que no compre en la calle, sino en las tiendas; pero también que en el mercado bajen los precios y usen canastas básicas a precios razonables.
Desde el 16 de marzo que empezó el confinamiento, asegura Ordóñez, no han parado en su afán por frenar los contagios del covid-19.
En contexto
Aunque los contagios se han desacelerado, siguen siendo las mismas cinco parroquias urbanas del Distrito las que más casos de covid-19 presentan desde abril. En ellas, el Municipio capitalino puso énfasis para desarrollar su campaña Quito sale seguro.