Así, la colección cierra ofreciendo un volumen útil y necesario para que los estudiantes, profesionales y lectores consulten términos muy bien contextualizados.
Es decir, no solo se define el término artístico, también se incluye un contexto histórico y social para que el lector tenga una comprensión cabal de los procesos artísticos. Un ejemplo de referencia de lo Gótico: estilo artístico desarrollado en Europa en el siglo XII que se expandió hasta América Latina, y que pervivió hasta principios del siglo XVI. Su surgimiento guarda estrecha relación con los cambios sociales, políticos, económicos y filosófico-religiosos que hubo en Europa durante el siglo XIII.
La economía del continente florece. Hay una relativa paz. Renacen los burgos o ciudades. Se establece una analogía entre la luz y Dios y las catedrales refulgen en sus vitrales. Del Impresionismo se menciona que fue un movimiento artístico desarrollado a finales del siglo XIX en París por un grupo de jóvenes artistas que quería romper con los convencionalismos académicos imperantes. Reciben influencia directa de la fotografía, que les muestra las múltiples perspectivas desde las que se puede representar un fenómeno, y de la estampa japonesa, atractiva por sus composiciones simples, los colores lisos y la importancia de la luz. Los impresionistas se proponen retratar la realidad del modo más fiel posible. Captan la inmediatez del instante lumínico, de una atmósfera o del movimiento.
Las pinceladas son yuxtapuestas y fragmentadas.
Mediante un estricto orden alfabético, el lector puede conocer más de las columnas, colegiatas (templo católico principal, pero no es sede obispal), catedrales (iglesia principal de cada diócesis), escudos, circos…