Santiago Zeas. Corresp. en Bogotá
El clima de hostilidad y tensión entre Colombia y Venezuela aumenta, tras las advertencias con un alto contenido bélico expresadas el domingo por el presidente Hugo Chávez.
Tras su llamado a los civiles y militares venezolanos a prepararse ante una potencial “guerra” con Colombia, a causa del acuerdo militar que permite a EE.UU. usar siete bases, el gobierno de Álvaro Uribe esbozó rápidamente una estrategia diplomática frente al actual escenario.
El domingo, Chávez instó al pueblo venezolano a alistarse para un conflicto bélico ante Colombia. Según el líder bolivariano, a través de las siete bases colombianas que podrá utilizar, EE.UU. pretende invadir Venezuela.
En primer lugar Bogotá acudirá ante la OEA y ante el Consejo de Seguridad de la ONU, para denunciar la actitud hostil del Régimen venezolano. A través de un comunicado, la Casa de Nariño consideró que las declaraciones de Chávez constituyen una amenaza de guerra injustificada.
Una segunda acción apunta a impulsar la colaboración internacional con el objetivo de evitar un escenario bélico entre ambos países. De ahí que la Cancillería colombiana ya pidió al Gobierno español que envíe una misión de verificación a la frontera de 2 000 km con Venezuela, para que monitoree la situación.
Según el ex canciller Guillermo Fernández de Soto, la idea es que haya un observador internacional e imparcial que dé fe de lo que ocurre en la línea de frontera, ya que no existe comunicación entre las FF.AA. de ambos países. Pero aún no hay una respuesta oficial del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero.
Además, Bogotá evaluará si acepta la mediación ofrecida por el presidente brasileño Lula da Silva para un acercamiento entre Chávez y Uribe. Con ese objetivo, la Casa de Nariño convocó para el 23 de noviembre a una reunión de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. Esa cita se dará tres días antes de la cumbre de países amazónicos que se celebrará en la ciudad brasileña de Manaos, donde Lula aspira a reunir a ambos mandatarios.
Venezuela calificó de “inmoral” la reacción del Gobierno colombiano a las palabras de Chávez.