Escolares constatan el avance de la escultura del delfín que se levanta en la comuna Data. Foto: Gabriel Proaño/ EL COMERCIO
Jairo Molina, de 12 años, fue uno de los niños de Data de Posorja (Guayas) que elaboró su propio libro de cartón sobre las raíces de su comuna, ubicada en el kilómetro 15,5 de la vía Playas-Posorja.
Él entrevistó a sus mayores y escribió que los ancestros asentados en esa zona creían en los elementos de la naturaleza, representaban sus creencias en forma de esculturas y prácticas espirituales. Y destacó cómo ahora es la comunidad la que busca ubicarse en el mapa construyendo frente a la playa la escultura de un delfín, de 80 metros de largo.
El colorido cuaderno de Molina, adornado con recortes de figuras de la cultura manteño-huancavilca, reposa en el pequeño museo de la comunidad y es producto del taller ‘Raíces de mi Comuna’ de la escritora Beatriz Viteri. Se trata de uno de los cuatro proyectos premiados (USD 3 000) en el festival de arte ancestral Soy Comuna, organizado por el colectivo Monopeludo junto a los pobladores.
Entre los proyectos seleccionados, destaca también El chivo de Data, que el escultor Marco Tulio Ochoa levantó en la calle principal del poblado de 500 familias. La obra fue ejecutada con varillas de hierro soldado sobre el que se entretejieron las ramas de un arbusto abundante en el sitio.
“El espíritu de la convocatoria era profundizar en la identidad y las memorias de la zona, entonces elaboré un proyecto con base en la experiencia que viví en este sector”, explicó el autor. “Tengo una memoria de chivos en abundancia, así es que visualizo al chivo y al soporte, al material con el que ajusto el tema: el muyuyo, un arbusto propio de esta zona y que se resiste a ser erradicado”. El muyuyo, según el escultor, es una metáfora de la situación social de la comuna que desde 1979 enfrentó cinco desalojos.
El objetivo era que en la residencia los artistas “se sintieran comuna también”, según explicaron Cote Zurita y Jorge Jaén, integrantes del colectivo Monopeludo. Los proyectos seleccionados lo complementan Alonso Fares, con Reflejos Ancestrales-Mira que te Miro, una escultura que es una reproducción de una pieza arqueológica del museo. La escultura representa a un chamán con un gran falo en proceso de transformación en mono.
Mientras que en ‘Ñukam Painter Posorja 2015’, Diego Muñoz trabajó con los comuneros en la elaboración de pinturas sobre tablones de madera que ahora adornan muchas de las fachadas de las casas del poblado. Efraín Robelly, de la federación de comuneros del Guayas, reconoce que el trabajo de rescate de la identidad apuntala la defensa de la comunidad. “Se ha querido negar la ancestralidad de las comunas. También queremos elevar el autoestima de la gente”.
Se trata además de un proyecto de desarrollo turístico, según Efrén Reyes, presidente de Data de Posorja, maestro a cargo de la construcción del Delfín, frente al que se construyen cabañas para puestos gastronómicos. Junto a mano de obra comunitaria desde hace cuatro meses, Reyes lleva a la realidad la maqueta del escultor José Antonio Cauja.
Los comuneros le dan forma a un cerro frente a la que han bautizado como playa Delfín, desde donde es posible avistar a los cetáceos. La forma tallada en la tierra es recubierta con alma de metal y concreto. La escultura de 22 metros de alto planea ser inaugurada el 25 de octubre de próximo.
El artista guayaquileño Jorge Jáen, de Monopeludo, dijo que además de la conformación del museo de más de 100 piezas arqueológicas se erigió un tótem encontrado cerca, conformado por dos piedras, al que se ha “resignificado” como La matrona de los vientos.
El proyecto es autofinanciado por las comunas, con apoyo de la empresa privada. El colectivo espera realizar una intervención similar en Engabao.