El salón Amarillo se recreó como lucía hace 100 años, con el mobiliario de Remigio Crespo. Fotos: Xavier Caivinagua /EL COMERCIO
La imagen del poeta cuencano Remigio Crespo Toral, en su juventud, da la bienvenida en el museo del mismo nombre, que reabrirá sus puertas al público esta noche (12 de diciembre de 2014).
Esa imagen juvenil fue escogida para brindar un mensaje de vitalidad y de la búsqueda de nuevas ideas. Este museo, que conserva la colección más grande e importante de Cuenca, es uno de los íconos arquitectónicos de su Centro Histórico. Estuvo cerrado desde mediados de este año.
Según el director del museo, René Cardoso, durante dos meses se rescataron los espacios que estuvieron cerrados. Para esta reapertura se escogieron el mobiliario y pertenencias de Crespo Toral que estaban embodegadas. “Queremos devolver el brillo a la historia”.
En el salón principal o también conocido como Amarillo se ubicaron los muebles, espejos, cortinas y otros elementos que decoraban hace un siglo esta casona, que perteneció a este poeta. Allí, se destacan su retrato y el de su esposa Elvira Vega, que fueron pintados por el portugués José María Pereira a inicios del siglo pasado.
En esta primera fase de reapertura también se incluyó el salón del piano, el despacho y un ambiente posterior. En este último se colocaron elementos alusivos a Elia Liut, el piloto italiano que voló desde Guayaquil hasta Cuenca, el 4 de noviembre de 1920.
El salón Rojo es uno de los más grandes; sus amplios ventanales dan hacia el río Tomebamba.
Según él, fue un trabajo cuidadoso que demandó mucho análisis para plasmar cómo estaba distribuida la casa originalmente, que fue construida entre 1910 y 1915, en El Barranco del río Tomebamba.
Tiene un estilo neoclásico y es una de las primeras casonas que rompió el estilo colonial de la urbe. El museo tiene cinco niveles, desde la margen izquierda del río Tomebamba hasta la segunda planta que se observa desde la Calle Larga.
Cuenta con 1 689 m², de los cuales unos 400 m² están habilitados en dos niveles. Los tres pisos bajos y el jardín patrimonial serán recuperados a partir de enero. Se invertirán USD 2 millones, que fueron financiados con un crédito del Banco del Estado.
Cardoso estima que los trabajos durarán dos años y la condición es que el museo, que fue creado en 1947, siga funcionando y “que no se cierre otra vez debido a su importancia”.
En el Remigio Crespo se conservan cerca de 25 000 objetos repartidos entre arqueología, artes, etnografía, archivo histórico, artículos misceláneos…
El archivo histórico también será abierto al público desde la próxima semana. El objetivo es que los documentos sirvan para investigaciones de historiadores, estudiantes… La mayoría de textos están digitalizados.
Cardoso dice que este archivo es destacable porque pocas ciudades de Latinoamérica conservan sus primeros libros del Cabildo. Esta noche se exhibe ese texto junto al de la Independencia de Cuenca.
El primer libro del Cabildo, que data de hace 457 años, tiene plasmado el instructivo para la elaboración del Escudo de la ciudad y de otros elementos.
Uno de los proyectos de Cardoso es modificar el horario de atención al público. Es decir que esté abierto de martes a domingo, para que los visitantes nacionales y extranjeros puedan conocerlo durante el fin de semana. “En la ciudad una de las quejas es que estos espacios permanecen cerrados durante los fines de semana”.
Pero su intención va más allá. Cardoso quiere que la atención se extienda hasta la noche, para que los cuencanos luego de salir de sus trabajos puedan recorrer esta casona y que el museo se ponga a tono con la vida nocturna de la Calle Larga.
Según él, los restaurantes están abiertos en la noche y el museo, que es el principal ícono del barrio, está cerrado. Por ese cambio, dice, escogió a un joven Remigio Crespo para mostrar la renovación y una nueva proyección.