57 pinturas de Mateo Mejía se exhibieron en la sala Diógenes Paredes de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, núcleo del Carchi. Foto: José Mafla/ El Comercio
Los trazos de robots, aeronaves y edificios prevalecen en su sello personal con el que irrumpe en el arte digital. En la ciudad de Tulcán, en el norte de Ecuador, Mateo Mejía García sorprende por su creatividad y talento.
A sus 14 años de edad ha logrado plasmar alrededor de 1 100 obras, con el dominio del programa informático Paint. La mayoría de cuadros los almacena en un ordenador portátil, del que casi nunca se desaparta.
Unas 57 pinturas, con la rúbrica de Mejía, acaban de exhibirse en la sala Diógenes Paredes de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, núcleo del Carchi. La muestra se denominó Exposición de Arte Digital Paint.
Desde hace cuatro años, García domina este accesorio de Windows que le ha permitido realizar sus creaciones. “Ha incursionado de buena manera en el arte digital”, considera Alexis Rivadeneira, director de la Unidad Educativa Isaac Acosta, de la capital del Carchi. Ahí, el novel artista cursa el quinto año de educación básica.
Quizás el arte sea su mejor nexo ante la imposibilidad de establecer un contacto verbal y afectivo con las personas de su entorno, ya que tiene autismo.
En sus creaciones sobresalen tres diseños: la mochila como una representación subjetiva del autor, el señor martillo que simboliza a un amigo y el robot que es su mascota. Así lo señala Rivadeneira.
Otro de los aspectos que sobresalen en sus obras son los minuciosos y abudantes detalles. Según Santiago Larrea, diseñador gráfico de la firma Lautrec Publicidad, García logra conjugar una simetría perfecta y genera mucha creatividad con los personajes que representa.
Maribel García, madre de Mateo, explica le interesa difundir la faceta artística de su descendiente, porque se debe resaltar el talento que tiene para diseñar.
Ramiro Almeida, presidente de la Casa de la Cultural local, en cambio, considera que esa habilidad es una herramienta que el pintor emplea para expresar y comunicarse.
Sin embargo, su maestra, Verónica Aragón, cree que este artista necesita de un profesional que le forme y desarrolle en las artes plásticas, para que incluso sea su forma de vida.
Esta primera exposición le ha incentivado a cultivar con mayor entrega a esta técnica, explica la progenitora.
“No sabe leer, pero sí sabe escribir la palabra aviones”. Incluso, destaca la buena memoria del joven pintor porque nunca olvida ni un trazo que deja pendiente.
Para los últimos días de este mes, la CCE del Carchi prepara una segunda exposición en la Casa Cultural Siembra, en el cantón vecino San Pedro de Huaca. La idea es promover a Mejía García y su arte.